Coronavirus: La protección de datos personales no sirve
|Uno de los aspectos positivos de la crisis del coronavirus es que está poniendo en duda la radical protección de los datos personales que los países europeos se han impuesto. Aspiraban a garantizar una serie de derechos de los consumidores frente a corporaciones supuestamente depravadas y en realidad solo están sirviendo para que los corruptos consigan que sus nombres desaparezcan de Google y para poner dificultades a la lucha contra la pandemia.
Tres de los países que mejor han evitado las infecciones masivas de coronavirus, Israel, Singapur y Corea del Sur, se han basado precisamente en la monitorización de datos personales a través de los teléfonos móviles. Es una práctica que da resultados pero que está terminantemente prohibida por la normativa de privacidad europea.
Por resumir, Corea del Sur, Singapur e Israel identifican a los infectados y les hacen un seguimiento constante, mediante geolocalización, a través de su móvil. Tanto a ellos como a cualquier persona con la que entren en contacto, con el fin de prevenir que el resto de la sociedad pueda contagiarse.
La unión de tests y geolocalización de infectados podría haber evitado incidencias graves que se han producido en España en los eventos del 8M y especialmente en las residencias de ancianos. En principio, esta información se mantiene en privado, aunque en Singapur se ha llegado al extremo de compartirla online para que toda la población pueda saber si cerca suyo hay algún positivo de Covid19.
Estas actividades serían ilegales actualmente en Europa como consecuencia de unas normas que pretendían protegera a los ciudadanos pero que en realidad le perjudican. Y sus supuestas ventajas no se han hecho realidad. Aunque debían evitar la publicidad personalizada, lo cierto es que todos los internautas siguen recibiendo emails o spam.
Los únicos que se han beneficiado de las leyes de protección de datos personales son las grandes multinacionales, que eliminan así competidores incapaces de seguir todos los procedimientos que marca la normativa, y los auditores. Estos últimos verifican que las empresas cumplen con las normas de privacidad y son obligatorios en las compañías de cierto tamaño.
Los GAFAM de turno ya lo saben todo de nosotros. Ahora es el estado quien quiere saberlo. Por nuestro bien, claro está. Con el 11S dimos un paso: Seguridad 1 – Libertad 0. Snowden como referencia post-11S. Ahora no son los Estados Unidos, son otros países los que dan el paso: Seguridad 1 – Privacidad 0. Todo por nuestro bien. Pero a ver quién controla lo que saben estados y grandes corporaciones de nosotros. El mensaje de «relájate y disfruta» es peligroso. El control social chino de repente es referencia de éxito. Quién nos lo iba a decir. Solo es cuestión de que lo sepan todo de nosotros. Negocio redondo: personalización si ves el vaso medio lleno y darwinismo salvaje si lo ves medio vacío.
Yo creo que simos muy pudorosos con los datos, creyendo que protegemos secretos inconfesables. A mi juicio, es más una cuestión cultural que otra cosa. Iremos perdiendo el miedo a ser transparentes 😉
Para mí no tiene tanto que ver con nuestro pudor (que también), sino con lo que los estados y los GAFAM de turno hacen con nuestros datos. Y ahí hay demasiados malos ejemplos hasta la fecha. Una buena parte del capitalismo global y salvaje tiene que ver con esto: con el uso fraudulento de los datos. Por cierto, datos que se los podemos haber cedido conscientemente o que, sin más, los cogen sin que nos enteremos.
Esto tiene muchas aplicaciones, lo de compartir on line que alguien cerca tenga Covid. No solo tiene que ser el Coronavirus, para saber si tu vecino esta contagiado. También saber si es estas cerca de un asesino, un pederasta, un estafador, un yonki, una empresa que no trata bien a sus trabajadores, estudiantes especialistas en bulling, listado de corruptos y detalle de acusaciones, …
Eso si, que no sea para temas de publicidad. Y que la mayoría de los ciudadanos no tiene nada que ocultar , ni se encuentra entre los grupos anteriores “de riesgo” para el resto. Como dices, es o será una cuestión cultural… no? Que hay de malo para ti y de bueno para el resto, saber de ti? No?