La Sureña la lía
|Comentábamos el otro día que, con su oferta de cinco cervezas a tres euros, la cadena de franquicias La Sureña estaba teniendo un gitantesco éxito que estaba siendo replicado por muchos bares y tabernas de Madrid. No hay más que ver el gentío que se conforma en torno a estos establecimientos en el centro de Madrid, para desgracia de los vecinos, que ven cómo los alrededores de sus viviendas se llenan de muchedumbres atraídas por la bebida barata.
Sucede en la capital de España pero también esta pasando en otras ciudades como Sevilla o Pamplona. En la localidad hispalense, La Sureña había abierto sin licencia y, según la Policía, estaba vendiendo alcohol a menores. Los vecinos tampoco estaban precisamente contentos, al igual que en el Casco Viejo de Pamplona, donde se quejan públicamente de la suciedad y ruido que generan los clientes de La Sureña.
«Anteriormente no había establecimientos hosteleros en esta calle, y el ambiente festivo se ceñía a las vías colindantes», explican en un periódico de la capital navarra. Los responsables del local aseguran limpiar la calle a las 12, hora de cierre diario de esta taberna. El mayor problema para los vecinos estriba en que los clientes beben y fuman en el exterior del establecimiento, incrementando considerablemente el ruido y las molestias, especialmente entre 20 y 23 horas.
Este tipo de «innovación» y esta guerra de precios, son modelos que a corto plazo tienen efecto, pero que a largo plazo tienen sus consecuencias. Esta claro que no respetan las reglas del juego y pretenden arrastrar y perjudicar al hostelero de toda la vida, que a parte de respetar las normas de convivencia con sus vecinos, hace un trabajo de años. Yo como hostelero de Madrid creo que hay que ser mas inteligente en el diseño de propuestas, ya veremos si es una moda o se consolida, pero yo apuesto por un servicio de calidad y profesional eso no lo va a poder copiar nadie. :-). por cierto un buen articulo!
Aunque un poco tarde, contesto a esta entrada sobre La Sureña.
Lo primero, aclarar que no tengo nada que ver con nadie de esta marca, por aclarar.
A ver, como conozco un poco Pamplona os pongo en situación. Pamplona es una ciudad cara, también en el beber. También es ciudad universitaria, con bastante ambiente jueves a sábado.
La Sureña abrió en Pamplona en un tramo de calle donde no había bares (entrada de bares, porque la trasera de algunos de la calle Labrit sí que dan ahí), aunque en el tramo siguiente siempre ha habido bares y de bastante ambiente, de estar en la calle sin problemas, como en la mayoría de Pamplona.
¿Qué pasó cuando abrió La Sureña? Pues que llegó con su oferta del cubo de cervezas y eso no sentó nada, nada bien al resto de hosteleros. ¿Qué ha pasado a partir de entonces? Que le hacen la vida imposible y están poniendo en peligro los puestos de trabajo, aunque claro, eso a ellos les da igual.
Sobre el comentario de la suciedad, como he estado allí tomándome unas cervezas y picando algo de comer os comento, La Sureña es el bar más limpio, tanto en interior como sobre todo en exterior, de Pamplona. En Sanfermines he visto todos los días bolsas de basura en la calle junto al resto de bares de alrededores, sin embargo, en La Sureña no hay nunca bolsas de basura en la calle, tienen a una persona limpiando constantemente la calle de los papeles y colillas que puedan dejar los clientes y os puedo asegurar que lo de molestias a los vecinos, nada, porque no hay jaleo. Pero claro, si tienes en cuenta que algunos hosteleros da la casualidad de que viven en esa calle… entonces hay intereses claros en las denuncias que plantan al bar que les hace la competencia.
Para mí, buen bar con buena oferta de precios (echo de menos variedad de marcas de cerveza) y en comida, además de muy limpio.
Querido Carlos:
Yo soy vecina de la calle Tejería y tengo que decir que mi experiencia de cada día es completamente diferente a lo que comentas. La calle está llena de gente sentada en los portales y por toda la calle. El ruido, que se cuela en las casas, es tremendo. Y la calle está sucia. Además, han colocado una chimenea en el patio de vecindad, con la que participamos del olor de los platos que sirven en dicho establecimiento.
Puede que sirvan consumiciones baratas, pero no creo que todo valga. El comportamiento de los responsables de La Sureña deja bastante que desear, desde el primer momento. La convivencia se basa en el consenso y estos señores han venido como Atila, aplastando todo lo que se les ha puesto por delante. Así que mejor poner algo de su parte en vez de ir dando pena.