El reto del trabajo en red y la colaboración entre instituciones

En los últimos tiempos se habla mucho de trabajo en red e incluso hay algún que otro gurú que predice que todas las empresas acabarán sin personal fijo. Hablan de organizaciones que persiguen un objetivo y que utilizan recursos autónomos en función de las circunstancias. Mencionan también a empresas que, para satisfacer necesidades puntales, se aliarían con lo que en otros tiempos habrían sido considerados competidores.


Trabajar en red, con personas con las que no existe dependencia alguna pero con las que se colabora, se convierte en la clave de la economía del futuro. Esto exige nuevas habilidades por parte de los profesionales y especialmente de los máximos ejecutivos, no solo técnicas sino también de apertura de mente.

La gestión de personas de diversos orígenes culturales y geográficos se convierte en una prioridad. También lo es la capacidad de integrar habilidades diversas en un proyecto. Para ello hay que identificar a todos los recursos, lo que exige un trabajo ingente y previo de información, y después hay que contactar con ellos y atraerlos hacia un trabajo nuevo. El dinero es, obviamente, solo una parte del argumento motivador.

Hay sectores en los que el trabajo en red es ya una realidad. Estoy pensando en empresas como Weblogs SL o incluso en una película de cine, un proyecto puntual que exige movilizar temporalmente a los mejores profesionales. Es decir, buscarlos, convencerlos para que se involucren y motivarlos constantemente. ¡Casi nada!

En este sentido, a veces me hace gracia oír hablar del trabajo en red a los políticos y sus acólitos. Sonrío porque precisamente son ellos los que menor capacidad de colaboración y cooperación están demostrando. Sirva de ejemplo lo que ocurre con las instituciones vascas y especialmente entre diputaciones y Gobierno Vasco. Cada una va a su bola y hay de toda menos red. Un caso paradigmático: cada año hay dos organismos públicos, Eustat e Instituto Nacional de Estadística, que me piden los mismos datos para elaborar sus estadísticas.

Todo esto viene a cuento de un muy oportuno «informe sobre duplicidades e ineficiencias en las administraciones públicas vascas» desvelado ayer por el Gobierno de Vitoria-Gasteiz y realizado por las consultoras Deloitte y Everis. Se analizan solo 13 políticas públicas y se llega a la conclusión de que se están tirando a la basura más de 400 millones de euros al año por la falta de colaboración entre instituciones. Y eso sin contar los sueldos y «dietas» de todos los políticos que viven de estas duplicidades en juntas generales, ayuntamientos y parlamentos.

En concreto, se han analizado el Gobierno Vasco, las tres diputaciones y cuatro de los nueve municipios más poblados (Bilbao, Vitoria-Gasteiz, Donostia, Barakaldo, Getxo, Portugalete, Laudio/Llodio, Errenteria e Irun). Veamos sus párrafos más llamativos:

Las duplicidades identificadas en el informe son actuaciones que llevan a cabo los tres niveles administrativos vascos sin amparo legislativo básico o sectorial. Todos los niveles administrativos vascos incurren en duplicidades, en concreto:
– Gobierno Vasco: 30 % del total de Duplicidades analizadas.
– Diputaciones: 50 % del total de Duplicidades
– Ayuntamientos analizados: 20 % del total de Duplicidades

El 93% de las duplicidades identificadas se concentran en actuaciones situadas en cuatro de las trece políticas analizadas:
– Política de Impulso Económico (Industria, i+d y Comercio): 31% de las Duplicidades Identificadas
– Política de Servicios Sociales: 28% de las Duplicidades Identificadas
– Política de Empleo y Formación: 17% de las Duplicidades Identificadas
– Política de Transporte: 17% de las Duplicidades Identificadas

Estas duplicidades están provocadas:
– Porque el entendimiento de la política y los servicios públicos se hace desde el punto de vista del agente que la desarrolla y no del servicio que recibe el ciudadano. No existe un enfoque hacia la ciudadanía en la prestación de los servicios públicos.
– Por una visión incrementalista que reproduce la máxima de «más y por muchos es mejor», con lo cual se generaliza la práctica de que ayudas, y servicios se superponen al ser provistos por parte de terceros no competentes.
– Por la calidad de la norma y/o su separación respecto a la realidad de la práctica en cuanto al ejercicio de la actuación pública, que genera diferencias entre el modelo competencial, la acción pública y el modelo de financiación
– La ausencia de regulación en determinados ámbitos y políticas, que provoca que los diferentes niveles institucionales incurran en duplicidades.
– Las Administraciones Públicas vascas abordan proyectos estratégicos de país priorizando el resultado sobre el estricto respeto al reparto competencial.

La CAPV se caracteriza por contar con un complejo entramado institucional donde, incluyendo al Estado, coexisten cuatro niveles de Administración para una población de poco más de 2,2 millones de habitantes. En este marco de multiplicidad administrativa, el Sistema Institucional Vasco se debe enfrentar al reto de optimizar la intervención pública para hacer frente a la compleja sostenibilidad financiera, sobre la que inciden variables socio-demográficas que llevarán asociadas en el medio plazo incrementos del gasto.

La eficiencia en la actuación pública se ha convertido en una cuestión crítica. Así, el análisis multidimensional (niveles y agentes) y la aproximación integral a la acción de la Administración Pública Vasca realizado ha permitido la identificación ineficiencias, cuya resolución podría permitir avanzar hacia cotas de mayor eficiencia. Estas ineficiencias son actuaciones de los tres niveles administrativos vascos que, aunque se realizan con amparo competencial, conllevan un uso no eficiente de los recursos públicos. Algunas de las principales ineficiencias detectadas son las siguientes:

– Todos los niveles administrativos vascos actúan en tema de emprendimiento, lo que provoca que existan multiplicidad de agentes que se dedican a este campo: Hoy en Euskadi tenemos localizados más de 250 agentes (entre públicos, semipúblicos y privados) relacionados con el emprendimiento. Se trata de una amplia red de agencias y organizaciones que, si no se coordina bien, puede complicar y dilatar todos los pasos que hay que dar para fomentar el emprendimiento.

– En la actualidad intervienen en la política de empleo multitud de Agentes, lo que supone un solapamiento en la prestación de servicios relacionados con la Formación para el Empleo, Inserción Laboral, Promoción del Empleo e Intermediación Laboral por la actuación de agentes que no tienen competencia para ello. La intervención de estos agentes supone, además, un exceso de estructuras administrativas para la planificación, prestación y seguimiento de servicios en materia de Empleo y Formación, dificultando además la comprensión y el conocimiento, por parte de la ciudadanía, de los recursos puestos a su disposición.

– En materia de Asuntos Sociales, el diseño de servicios en los que intervienen varias administraciones dificulta su propia prestación, dilata los tiempos de respuesta de la Administración ante la ciudadanía, aumenta la necesidad de coordinación entre agentes, dificulta el conocimiento de los costes reales de los servicios y separa la planificación y presupuestación de los servicios de las necesidades ciudadanas, lo que afecta a la asignación de recursos suficientes.

– Proliferación de estructuras públicas dedicadas a la compra de suelo y promoción/ gestión de viviendas. Concretamente, en esta política intervienen hasta 17 entes instrumentales (Sociedades Urbanísticas de Rehabilitación, Sociedades de Vivienda y Suelo, etc.).

– Existencia simultánea de diferentes bases de datos de demandantes y sorteos de vivienda (Bases de datos de Ayuntamientos y de Etxebide)

– Existe una fragmentación competencial en la política de transportes, dado que cada nivel administrativo es competente en un medio de transporte distinto. Además, en esta políticas se producen duplicidades e ineficiencias: Euskadi cuenta con tres aeropuertos que, a su vez, son promocionados por otras tantas sociedades públicas diferentes. Además, la CAPV es una de la regiones de Europa con mayor número de aeropuertos en relación con su población y extensión geográfica, sin tener en cuenta los existentes en su entorno próximo. Incluso dentro de un mismo tipo de transporte existen situaciones paradójicas en el ámbito competencial: el Funicular de la Reineta es gestionado por el Gobierno Vasco mientras que el Funicular de Artxanda lo gestiona el Ayuntamiento de Bilbao.

– En Euskadi existen 21 órganos directivos y 20 órganos de gestión desarrollando políticas de medio ambiente.

– En Euskadi desconocemos el número total de policías locales existentes en nuestro territorio. Aunque desde la Dirección de Coordinación de Policías Locales, se trabaja en la creación de un Registro Policial que recoja todos sus miembros. Además, este tema se solventará en los próximos meses con la aprobación del proyecto de Ley de Ordenación del Sistema de Seguridad Pública de Euskadi.

– La ejecución de la política agraria está marcadas por una normativa excesivamente compartimentada, en virtud de las competencias que otorgan tanto el Estatuto de Autonomía como la Ley de Territorios Históricos. En este sentido, actualmente no se aborda una política de una forma integral, ya que la producción se aborda desde el ámbito foral y la comercialización desde el ámbito autonómico.

– En cuanto a lo relacionado con Montes la situación es similar, ya que, en función de la concepción de las masas forestales, encuentran amparo normativo para intervenir diferentes Administraciones. Por ejemplo, las Diputaciones Forales lo hacen en función a sus competencias en materia forestal y el Gobierno Vasco, en virtud del ejercicio de su política ambiental.

Después de leer esto, como ciudadanos, no podemos permitirnos que ningún político vuelva a decir que es necesario recortar en educación para poder mantener el equilibrio presupuestario. Ha quedado demostrado que hay muchos ajustes que se deben realizar previamente en nuestro entramado institucional antes de abordar otras cuestiones. Por no hablar de «inversiones» tan superfluas como el nuevo San Mamés. Por cierto, felicito a Patxi López por este trabajo de análisis.

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