Así ha ido Ortuzar construyendo su ataúd político
|A estas alturas de la película de las primarias del PNV, está claro que Andoni Ortuzar no va a seguir como presidente del partido. Ante el mensaje lanzado por la afiliación votando a otros candidatos, solo le cabe apartarse o entrar en una guerra en la que él tiene todos los boletos para acabar ingresado en la UCI del IMQ.
Pero, ¿cómo se ha podido llegar a una situación que ni sus principales enemigos imaginaban hace apenas un mes? Hay tres claves fundamentales para entender lo que ha ocurrido:
El nepotismo. Lo de su hija obteniendo un contrato en Iberdrola tras una entrevista entre su aita y Galán es casi una anécdota. Lo que más ha dolido entre muchos afiliados son dos casos: el de BBK y el de Euskaltel. Su primo Xabier Sagredo, que no es precisamente reconocido por sus cualidades profesionales, accedió por la vía familiar a la presidencia de la fundación bancaria que controla el 57% de Kutxabank y, desde ahí, ha obtenido una plaza en el consejo de administración de Iberdrola. Entre ambos sueldos se lleva anualmente a casa entre 700.000 y 800.000 euros, cantidades obscenas en un país y especialmente en un partido de hondas raíces católicas y, por tanto, austeras.
El caso Euskaltel hila con el anterior en cuanto Kutxabank decidió vender sus acciones del operador precisamente por una nefasta decisión de Sagredo. Su empeño en no sacar la caja a bolsa trajo como consecuencia la necesidad de obtener fondos por otras vías: vender sus participadas. La salida de Euskadi del operador y el despido o dimisión de gran parte de su personal son, por tanto, responsabilidad suya. En primer lugar de Sagredo y, en segundo, de Ortuzar. Por cierto, entre los pocos que se han salvado destaca Paco Allende, uno de los burukides del EBB que se forró con la salida a bolsa de Euskaltel. Evidentemente, los afiliados ven estas cosas y se escandalizan.
La sustitución de Urkullu. No se podían hacer las cosas peor. Un lehendakari que tenía una excelente reputación entre casi todas las capas de la sociedad vasca es sustituido, con una excusa tan nimia como la edad, por un candidato desconocido. El resultado fue que Bildu ganó las elecciones y el PNV tuvo que ser rescatado por el PSE. Sin entrar en la valía de Imanol Pradales y su estrecha relación con uno de los puntales de Ortuzar, no se puede eliminar a una persona como Urkullu de esa manera. No son las formas y a muchos afiliados les han disgustado enormemente.
Los medios de comunicación. Como gran parte de los políticos actuales, incluidos los americanos que han luchado contra Trump, Ortuzar se ha equivocado. El es un hombre de la tele, que todavía cree que es ahí donde se ganan las elecciones, algo que sí ocurría en el siglo pasado y principios del actual, cuando él trabajaba en EITB. Con el apoyo añadido de Vocento, con el que no está claro si ha firmado acuerdos de corte económico o simplemente periodístico (lo segundo sí sería aceptable), se creía a salvo de cualquier crítica. No contaba con Internet, donde varios blogs, y especialmente el de Iñigo Landa, están destapando día tras día sus vergüenzas. Hasta El Correo, que tituteaba al principio, se ha rendido a la evidencia: Ortuzar ha perdido el relato.
El PNV, chanchullos a parte, se está quedando como un partido antiguo y no está poniendo remedio a esa situación. Urkullu seguía siendo un buen candidato, pero claro, cambiando muchas cosas en el partido, no pretendiendo cambiar el candidato y que siga todo igual. Si por arriba se te mueren de viejos los votantes (esos que leen El Correo y el Deia) y por abajo en mayor porcentaje votan a ya sabemos quien…. pues no pinta muy bien a futuro. Luego encima si resulta que, al menos de forma aparente, hay un poco de voto que parece está volviendo al PP, que no es que sea mucho, pero es justo ya lo que le faltaba al PNV.
El resumen es claro, si se está perdiendo el partido hay que hacer algo mas que cambiar de entrenador por otro que no es el mejor si no uno puesto a dedo.