Sobre el suicidio, los desahucios y los políticos

El suicidio de esta mañana en Barakaldo creo que tiene más que ver con problemas personales que económicos, pero ha puesto de actualidad la realidad de los desahucios. Es un problema que no tiene fácil solución. Es fácil poner a parir a La Caixa por echar de casa a una persona que no paga su hipoteca, pero si cualquiera de nosotros tuviera un inquilino que no le paga, haría exactamente lo mismo.


Empecemos analizando el caso de esta mañana. La suicida, Amaya Egaña Chopitea, era jefa de Personal de Transportes Colectivos, SA (TCSA), una de las empresas adjudicatarias del Bizkaibus. Evidentemente, tenía un sueldo importante, por lo que me cuesta mucho entender por qué no podía pagar las letras de un piso en Barakaldo, que es una localidad con precios inferiores a los de otras zonas. Así que imagino que el desahucio, provocado por una gestión financiera personal inadecuada, ha tenido que ser la gota que ha colmado un vaso en el que seguramente había otros problemas.

Sea como fuere, el paro está llevando a mucha gente a perder su casa y esto exige soluciones. El Servicio de Mediación creado por el Gobierno de los ex compañeros de partido de Amaya Egaña (militaba en el PSE, al igual que su marido, y había sido concejal en Eibar) es una medida correcta pero que ha demostrado ser insuficiente. Solo una Administración se puede quedar tranquila creando una ventanilla esperando que la gente se acerque a ella. Muchas personas nunca lo harán, sea por desconocimiento o por miedo al ridículo.

¿Qué hacer entonces? Creo que las medidas que propone Bildu, que básicamente consisten en que el Gobierno abone a los bancos la hipoteca temporalmente y en determinadas circunstancias, van en la línea adecuada. En este caso, por cierto, no se habría cumplido ni una sola de las condiciones. Algo deben hacer los políticos, que precisamente cobran para poner soluciones a problemas como éste.

(Actualización) Parece que no soy el único que ve cosas extrañas en el caso de Amaya Egaña. Santiago González, que al margen de lo que se pueda discrepar de él ideológicamente hay que reconocer que es brillante, se sorprende de que estuviera sola en casa. «No es comprensible que su marido y su hijo salieran de casa a la hora de todos los días y ella se quedara sola para hacer frente al penoso trámite. A falta de una explicación racional, la única que cabe es que el marido desconociera la proximidad del lanzamiento», dice.

(Actualización) Interesantes reacciones de Kutxabank y Caja Laboral-Ipar Kutxa a la conmoción pública que ha causado este suicidio. El caso de Kutxabank es más llamativo, si cabe, porque como señala Txarlie García en su blog, el 23 de marzo de este año, Mario Fernández, presidente de la entidad, rechazó una propuesta de varios partidos para parar las ejecuciones hipotecarias por considerarla «populista» y «demagoga». Evidentemente, su reacción ante el suicidio de Amaya Egaña también lo es.

(Actualización 13.11.12) Casimiro García Abadillo ofrece hoy en El Mundo más datos sobre este caso: La familia ingresaba 4.500 euros al mes y llevaba dos años sin hacer frente a la hipoteca. Al parecer, la mujer le había ocultado todo a su marido, incluido el hecho de que una comitiva de desalojo iba a presentarse en su domicilio. ¿Por qué? García Abadillo indica que la deuda se correspondía con un aval a un hermano de Egaña que no pasaba por una buena situación económica. En algún foro de Internet se ha llegado a decir que la pareja tenía intención de separarse, pero esta información no está claro si procede de una fuente fiable.

(Actualización 14.11.12) Hoy es la agencia EFE la que ofrece más datos, sin que todavía sepamos realmente que ocurrió. Alberto Egaña, el único hermano que le queda a la difunta (otros dos se suicidaron anteriormente), asegura no haber recibido ningún aval de Amaya Egaña. «Se ha dicho gratuita e indecentemente que me avaló y no es verdad», ha explicado. De hecho, Casimiro García-Abadillo ha rectificado en El Mundo y se hace eco también del rumor de la separación. «La pregunta de por qué se suicidó Amaya Egaña sigue pues en el aire. Y sigue sin respuesta», añade García-Abadillo. ¿Qué ocurió? Empiezo a sospechar que nunca lo sabremos, porque hay gente interesada en correr una cortina de humo en torno a este tema y cargar las culpas sobre los bancos.

(Actualización) Este caso ha despertado una ola de creatividad contra las entidades financieras. Esto es lo más destacable que he recogido:



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