¿Por qué ha quebrado La Naval de Sestao?
|Murueta e Ingeteam (Kutxabank) han aprobado, como accionistas mayoritarios, el concurso de acreedores de La Naval de Sestao (formalmente, Construcciones Navales del Norte), un astillero centenario que, como bien decía el lehendakari Urkullu unas horas antes, tiene una cartera de pedidos para varios meses. ¿Qué ha fallado entonces? ¿Por qué una empresa que tiene trabajo e ingresos se queda sin dinero y no tiene otra opción que dejar de pagar a todos sus acreedores?
La respuesta no es otra que una mala gestión, pero con una variable adicional: opera en un mercado profundamente globalizado en el que la clave es la competitividad (los costes). Si La Naval había acumulado 80 millones de deuda en los dos últimos años sin hacer ninguna inversión relevante, es evidente que su actividad ordinaria genera pérdidas y no es viable.
Dicho de otra manera: sus clientes le compraron los barcos (en este momento, dragas) porque eran muy baratos, tanto que al fabricante le cuestan más de lo que ingresa. Este tipo de políticas comerciales tienen sentido cuando se está entrando en un nuevo mercado y hay que hacerse un sitio o cuando lo que se busca es trabajo a toda costa sin que la cuenta de resultados tenga importancia, cosa que ocurría antaño en las compañías públicas.
Mi sensación es, por tanto, que se ha mantenido articialmente a La Naval durante más tiempo del debido, probablemente porque nadie se atrevía a pulsar la tecla de «Cerrar». Y sospecho que la decisión tiene relación con el cambio de dirección en Kutxabank, donde Gregorio Villalabeitia se ha tomado muy en serio lo de poner a la caja de ahorros en números negros. Se acabaron por tanto las aventuritas en Ingeteam.
Hubo una época, relativamente breve, en la que fabricar barcos de gran tonelaje en España era un negocio importante. Los incentivos fiscales permitían venderlos por debajo de su precio, un coste que en realidad estábamos asumiendo los contribuyentes y que Bruselas frenó hace algunos años. Fueron los tiempos de los grandes gaseros, de algunos cruceros y las famosas dragas, los grandes barcos que salieron de Sestao.
El mercado seguía demandando estos últimos buques, pero con tan mala fortuna que lo hacía a unos precios tan bajos que no cubrían los costes, sin que nadie haya querido lógicamente financiar esta situación. Ni en Madrid ni en Vitoria-Gasteiz mandan ahora los amigos de pagar a escote empresas inviables profundamente sindicalizadas que ni innovan ni generan valor a largo plazo. Tan solo mantienen empleos, artificialmente.
Puestos de trabajo que, por cierto, están repletos de privilegios. No es que el sueldo base de un empleado de La Naval sea muy alto (entre 17.000 y 31.121 euros en 2013) pero sí que está repleto de pluses, antigüedades y complementos de todo tipo. Algunos ejemplos: premio de asistencia y puntualidad de una mensualidad (una paga extra adicional para todos), plus de idiomas, ayuda escolar, plus de jefe de equipo, plus de desgaste de herramientas (sic), prima individual a la producción, premio de a los que tienen entre 25 y 35 años de antigüedad. Los mayores de 60 años se pueden prejubilar libremente.
Por no hablar de los horarios (la mayor parte de los trabajadores se van a casa a las 2 y media de la tarde), las vacaciones (26 días laborables) o los días libres por casarse (16) o si lo hace un hijo, hermano, hermano político, padre o madre políticos (otro día más). Sin olvidar las seis horas anuales para asistencia a asambleas de trabajadores.
Evidentemente, con esas condiciones es difícil competir con astilleros asiáticos, salvo que papá estado eche un capote con incentivos fiscales o subvenciones encubiertas, que es lo que realmente ha venido ocurriendo. Y ojo, esto tiene sentido en empresas que innovan en la medida en que generan valor y talento a largo plazo, pero es un absurdo en firmas centenarias que se limitan a montar piezas.
La Naval ya nos costó mucho dinero cuando el Estado tuvo que rescatar (y limpiar) el antiguo astillero que las familias propietarias de Altos Hornos de Vizcaya, los Zubiria, los Chavarri y los Ybarra, habían creado en 1915. Eran tiempos de prosperidad económica en los que la industria tiraba del sector marítimo.
Aunque con altibajos, astilleros y navieras se retroalimentaron hasta los setenta, cuando la globalización empezó a hacer una limpia profunda de todas las empresas que no se habían puesto al día. Astilleros Españoles, una firma del INI, asumió todas las fábricas de barcos del país, incluidas La Naval y la célebre Euskalduna, que tenía dos limitaciones adicionales: la falta de calado de sus muelles y las posibilidades urbanísticas de sus terrenos, situados en pleno centro de Bilbao.
Para entonces la industria naviera se había globalizado y el Gobierno central decidió mantener la producción de buques comerciales por razones no económicas sino «estratégicas». Bruselas ha ido poco a poco poniendo coto a esta anómala situación y así hemos llegado a esta quiebra, que ha mantenido abierto el astillero artificialmente más o menos desde que se cerró su primo-hermano de Euskalduna. Espero que no se ponga un solo euro público para mantener a una empresa que, insisto, ni innova ni aporta valor a la economía vasca.
(añadido) Se habla mucho de los efectos de la quiebra en el empleo. Lo cierto es que La Naval es una pyme con apenas 240 empleados. Es verdad que tiene bastantes trabajadores subcontratados, hasta el punto de que se habla de 1.800, cifra bastante difícil de corroborar. Son en todo caso empleos temporales de baja cualificación y que pertenecen en su gran mayoría a una contrata, Maessa (Mantenimientos Ayuda a la Explotación de Servicios, SA), que es filial de ACS. A Florentino Pérez no le interesa, evidentemente, que La Naval cierre.
En europa sobreviven astilleros haciendo ciertos tipos de barcos concretos. los metaneros, portacontenedores y pretroleros salen de Asia pero incluso de Japon que tiene mucho automatizado. ahora quien se va a quedar con las gradas?
Y en Euskadi también. Pero son astilleros que hacen barcos muy personalizados, como por ejemplo los pesqueros o los deportivos. A la propia Murueta no le va nada mal, por ejemplo, en ese sector.
Puedo estar de acuerdo en algún aspecto de su artículo, pero como trabajador del astillero no puedo permitir que llame privilegios a los permisos retribuidos, jornada laboral, pluses y demás, todo ello recogido en convenio negociado (con no poco esfuerzo) con la propia empresa. Como la gran mayoria de empresas, publocas o privadas. Podríamos discutir sobre los aspectos macro económicos y sociales de cerrar unas empresas y mantener otras.
Por eso creo que debería ser solo el mercado el que elija a las empresas que pueden sobrevivir.
No comparto para nada el liberalismo económico del que hace gala, entiendo que hacer periodismo es algo más que poner una opinion, y al menos no enturbiar la noticia con aspectos que a mi pobre entender no viene a cuento. Con esas ideas, igual hay que cerrar hospitales, aeropuertos, vías de ferrocarril, línea de bus, residencias de mayores, etc por falta de beneficios, creo que no. El estado esta para algo.
Sí, claro, el Estado está para mantener a las empresas que lo hacen mal. Me temo que te has equivocado de Estado. Quizás en Cuba o en Corea del Norte te hagan más caso.
Sorprende que se lleve usted tan mal con Florentino cuando ambos piensan tan perecido respecto del privilegio que para el trabajador/a supone tener ¡26 días de vacaciones (sin olvidar seis horas anuales para asambleas)! ¡Lujazo! A la lista de perjudicados por el cierre de La Naval no olvide añadir el pueblo de Sestao con la tasa de paro más alta de Bizkaia y unas arcas municipales mermadas por la galopante des-industrialización. No, el estado, este estado neoliberal que tenemos, está para subvencionar proyectos empresariales que se deslocalizan en cuanto apunta descenso de beneficios y para mantener improductivos grandes latifundios acogidos a mamandurrias de la UE que luego tenemos que devolver todos. ¿Porque, cuando habla de empresas que lo hacen mal, no se refiere usted a la banca, no?
Creo que ya esta bien de papa estado, si una empresa tiene perdidas se cierra y todo el dinero que se meteria en tenerlas abiertas artificialmente se tendria que invertir en empresas nuevas que tengan futuron
Ya esta bien de meter dinero publico en emp. privadas.
En banca creo lo mismo, cuando hay beneficios no son para el erario publico asi que no entiendo dar dinero publico cuando tienen perdidas.
Los hospitales etc. son publicos y me temo que no pierden dinero sino que estan regidos por personas poco preparadas o son expoliadas y estan para que la gente cuando enferman tenga sanidad gratis y no pase como en USA que familias enteras se arruinan.
Hay que ser coherentes.
Estimado J.A. del Moral.
Enhorabuena por su “artículo”.
Enhorabuena por publicar “algo “, por definirlo de alguna manera, carente de sentido, enhorabuena por publicar “algo” que no se con quien habrá contrastado, pero que desafortunadamente no coincide con la realidad.
Enhorabuena por fomentar la desindustrialización de la comarca:
“La Naval ya nos costó mucho dinero cuando el Estado tuvo que rescatar (y limpiar) el antiguo astillero que las familias propietarias de Altos Hornos de Vizcaya, los Zubiria, los Chavarri y los Ybarra, habían creado en 1915. Eran tiempos de prosperidad económica en los que la industria tiraba del sector marítimo.
Enhorabuena por fomentar el trabajo precario:
” Puestos de trabajo que, por cierto, están repletos de privilegios. No es que el sueldo base de un empleado de La Naval sea muy alto (entre 17.000 y 31.121 euros en 2013) pero sí que está repleto de pluses, antigüedades y complementos de todo tipo. Algunos ejemplos: premio de asistencia y puntualidad de una mensualidad (una paga extra adicional para todos), plus de idiomas, ayuda escolar, plus de jefe de equipo, plus de desgaste de herramientas (sic), prima individual a la producción, premio de a los que tienen entre 25 y 35 años de antigüedad. Los mayores de 60 años se pueden prejubilar libremente.”
Por no hablar de los horarios (la mayor parte de los trabajadores se van a casa a las 2 y media de la tarde), las vacaciones (26 días laborables) o los días libres por casarse (16) o si lo hace un hijo, hermano, hermano político, padre o madre políticos (otro día más). Sin olvidar las seis horas anuales para asistencia a asambleas de trabajadores.
Todos estos “privilegios”, información aparentemente sacada de la dirección del astillero en aras de culpabilizar a los trabajadores de la situación crítica en la que nos encontramos y con el único objetivo de desviar la atención pública hacia los trabajadores y no hacia donde en realidad está el problema, La Dirección y los Accionistas. Todos estos privilegios que si se hubiera preocupado de contrastar vería que no son ciertos, ¿Plus de idiomas?, cómo no sea por hablar en un idioma diferente al que usted habla…, ¿Desgaste de herramienta?, si esto significa que me den un bolígrafo cada vez que acabo el anterior…., ¿Plus de jefe de equipo?, cada categoría tiene su franja salarial.., le estoy dando mucha información sin haberla pedido y sobre todo sin haberla contrastado antes de publicarla, el mal ya está hecho.
Enhorabuena por intentar tirar por tierra todos los logros conseguidos por nuestros mayores con su lucha obrera, no sólo en LaNaval sino en el resto de empresas y que así se ha recogido en los convenios colectivos:
Los trabajadores en LaNaval, unos trabajan a turnos, otros trabajamos en jornada de mañana, pero todos y cada uno de nosotros hacemos mínimo las 8h de jornada, reflejadas en nuestro calendario laboral, con respecto a las vacaciones gracias por brindarme la oportunidad de disfrutar de 4 días más, los reclamaré a la dirección que sólo me ha concedido 22 días laborales, por cierto reflejados también en el calendario laboral.
Enhorabuena por el flaco favor que ha hecho a todos los “poco cualificados” trabajadores y familias que dependen de LaNaval.
La información sale del convenio colectivo de la empresa de 2013 (el enlace al documento está puesto en el artículo), que mejora sustancialmente las condiciones de la mayor parte de los trabajadores vascos. Efectivamente, sus mayores (Nicolás Redondo incluido) se lo curraron bien para obtener las mejores condiciones para los trabajadores. Cabe preguntar si éste era también el típico puesto que se heredaba de padres a hijos.
En cualquiera de los casos, no es mi intención culpar a los costes laborales exclusivamente de los problemas de la empresa. Como ya he escrito, el principal problema es que se vendieron barcos con los que se perdía dinero y aquí los trabajadores intervienen solo parcialmente. O bien el departamento comercial lo hizo fatal o bien se mantuvo la empresa abierta más tiempo del debido.