Sobre las acciones de Ibercom

Ibercom salió a Bolsa (al Mercado Alternativo Bursátil) en marzo de este año y, desde entonces, ha perdido un 20% de su valor. Si bien es casi imposible comprar y vender sus acciones, pues su volumen de intercambio es ridículo, lo que en su momento valía 3,94 euros ahora solo cuesta 3,24. ¿Qué ha ocurrido?


Por una parte, la crisis que afecta a la economía española no deja inmune a casi ningún valor. Jazztel, una firma con cierto parecido con Ibercom, también se ha dejado un 20% en su cotización en lo que va de año, si bien es cierto que llevaba dos años con un comportamiento muy positivo.

Por otra parte, creo que la empresa vasca ofrecía demasiadas incertidumbres, que eran fácilmente advertibles con solo leer los documentos que tuvo que presentar ante las autoridades financieras. Me refiero especialmente a un pasado de pérdidas y a numerosas deudas con instituciones públicas a tipos de interés muy elevados.

Es cierto que su apuesta por el cloud computing es sumamente interesante. Ibercom cuenta con infraestructura y producto propio y con un equipo técnicamente muy capaz, lo que le permite estar preparado para la eclosión de esta tecnología. Pero también es cierto que han surgido muchas empresas en nuestro entorno que han apostado por la nube, incluidos algunos gigantes como Telefónica (a través de Acens) o Arsys.

Además, a día de hoy, el data center, que es donde se engloba la oferta de cloud computng, apenas le proporciona el 26% de sus ingresos. El grueso de la facturación de Ibercom proviene de la VozIP, a la que no le espera un futuro muy halagüeño, puesto que la presión de competidores como Skype es muy fuerte.

Esto es lo que dice uno de los folletos de la OPV al respecto: «Evidentemente al ver la calidad y el tamaño de muchos de los competidores de Ibercom resulta difícil comprender cómo un grupo de la dimensión de Ibercom ha logrado sobrevivir e incluso crecer a lo largo de estos años y la respuesta resulta evidente, orientando su modelo de negocio a un nicho empresarial donde el cliente demanda un servicio de calidad a un precio competitivo».

Mi reflexión es un tanto dispar: a Ibercom se le pasó el arroz, es decir, la oportunidad de crecer para hacerse grande y ser vendido a uno de los gigantes del sector. Es lo mismo, aunque de otra manera, que le ha sucedido a Sarenet. Su tamaño es tan pequeño que solo tienen futuro como operadores de nicho.

Hay además, un abismo entre Sarenet e Ibercom. Por una parte en facturación, ya que el primero ingresa casi tres veces más que el segundo (20 millones frente a 7,2), y por otra en la comercialización. Mientras Ibercom recurre fundamentalmente a la distribución indirecta, Sarenet suele utilizar comerciales propios.

Tampoco me creo la apuesta de Ibercom por la telefonía móvil con una licencia de OMV (operador móvil virtual). No lo hago porque una cosa es comprar un hosting o una línea de VoIP y otra muy distinta es contratar un celular, un campo en el que existen ya muchas compañías, incluso de nicho, que han hecho inversiones muy fuertes en marketing. No creo que haya sitio para más.

Y lamentablemente, la apuesta de Ibercom por el futuro parece ir por ahí y no por el cloud computing, que a mi juicio tendría más sentido en cuanto su dependencia tecnológica es mayor que la de un OMV. Así, la empresa prevé vender 30.000 móviles y crecer por esta vía un 57% al año en ingresos y un 75% en ebitda. A mí me suena al cuento de la lechera.

De ahí que la promesa de ofrecer un 6% de dividendo anual a los inversores me haya recordado demasiado a los bonos de Rumasa. O se compran acciones, con el riesgo que tienen, o se adquieren bonos, generalmente seguros. Pero combinar ambas cosas no me acaba de gustar.

Finalmente, comentar que los informes de auditoría de Ibercom Telecom (la antigua Tiscali) de 2008 y 2009 hablan de patrimonioss neto negativos indicativos de «una incertidumbre sobre la capacidad de la sociedad para continuar su actividad». Es decir, que se podía disolver en cualquier momento. Y eso con una empresa que había costado algo más de medio millón de euros.

¿Cómo ha salido de esa situación? Con una mezcla de reducción de costes (positivo) y de maquillaje contable (negativo). Así, un examen rápido de los balances permite observar que algunos gastos de I+D se han convertido en inmovilizado. Otra inversión extraña es la de la firma «Sostenible Mediterráneo», dedicada a las energías renovables, y que ha supuesto la evaporación de medio millón de euros.

En el lado bueno, Ibercom lleva dos años ganando dinero e incrementando su facturación de forma notable. Además, el hecho de que una personalidad del calibre de Bernardo Hernández se haya involucrado en el proyecto, aunque sea exclusivamente a título honorífico y todavía no lo haya incluido en su curriculum oficial, me parece muy importante.

También es positivo que el accionariado de Ibercom sea estable. Hay un socio principal, José Poza, que controla el 60% y tiene un perfil tecnológico, y otro secundario, Luis Villar, que mantiene el 40% a través de la sociedad Norsis Creaciones y que tiene una preparación financiera.

¿Y qué decir de la inversión del Gobierno Vasco en la empresa? Por una parte, que me parece absurda, en la medida en que no existe un compromiso de creación de empleo en Euskadi. Hay que decir que, en contra de lo publicado, la inversión pública ya se había producido antes. En concreto, en 2010 cuando Gestión Capital Riesgo del País Vasco suscribió un préstamo participativo por importe de 300.000 euros y vencimiento en 2017.

Además, debe al CDTI (Gobierno central) más de medio millón de euros y ha aplazado pagos a Seguridad Social y Hacienda con intereses del 4 y del 5%, que a mi juicio resultan ruinosos. Por todo ello, me sorprende que el Gobierno Vasco no haya dudado a la hora de poner más dinero encima de la mesa de una empresa que está endeudada hasta la médula.

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