Sobre el MoU chino del consejero Jauregi
|Cuando me dedicaba a gestionar empresas de tecnología firmé varios Memorandum of Understanding (MoU), un acuerdo que no vincula a nadie y que se suele sellar para hacer un teatrillo. Por eso es alucinante que, falto de resultados que mostrar tras un año ocupando el puesto de consejero de industria del Gobierno Vasco, Mikel Jauregi haya enseñado un documento de ese tipo en el Parlamento.
Pongamos un ejemplo real de lo que es un MoU. Una empresa de Boise (Idaho) visita Euskadi con una ayuda pública de las cámaras de comercio de Bilbao y de su ciudad natal, animada por las buenas relaciones entre los descendientes de los pastores vascos que emigraron a EE.UU. y los emprendedores que estamos en Euskadi.
A la mayor parte de los que participan en estos viajes les interesa más darse una vuelta que otra cosa. Bilbao y Donostia son ahora destino turístico de primer orden, por lo que la oportunidad resulta apetecible. El problema es que en EE.UU. y en el mundo anglosajón en general, todo esfuerzo económico, sea público o privado, debe ir acompañado de la correspondiente justificación.
¿Y cómo se demuestra que se ha hecho un viaje de negocios y no de placer? Efectivamente, con un MoU. El potencial socio vasco y el norteamericano de visita firman un documento indicando que están muy interesados sea en vender una tecnología o en producir con la colaboración del otro en Euskadi o en EE.UU. Ganan casi todos y se supone que no pierde nadie. Bueno, sí, el contribuyente, ese etéreo ser que paga todas las rondas sin darse cuenta.
He hecho muchos MoU como éste. Si algún día visito Idaho, seguro que tengo unos cuantos amigos dispuestos cuando menos a invitarme a una ronda en el Basque Corner. Al fin y al cabo, ellos viajaron casi gratis con mi ayuda. Ninguno de los acuerdos ha ido más allá del papel. Creo que todos sabíamos que estábamos haciendo un teatrillo. Reconozco que es una pena, pero el mundo funciona así.
Lo sorprendente no es tanto que se hagan MoU como que todo un consejero de industria, consciente de su extrema debilidad en la portería, lancé el balón hacia delante esperando que alguien lo recoja para alejar el peligro de su área. Los memorandum of understanding se firman como mero acuerdo de intenciones pero no tienen fundamento suficiente como para hacerlos públicos.
Por dos razones. En primer lugar, porque es prácticamente seguro que no van a tener resultados. En segundo lugar, porque hay medios de comunicación que no distinguen, sea voluntariamente o por accidente inducido, entre MoU y contrato vinculante. Quien lea hoy Expansión, por ejemplo, se va a creer que Euskadi es una meca tecnológica en la que hasta los chinos quieren fabricar baterías.
Y nada más lejos de la realidad. Representantes de Hithium se reunieron con otros del Gobierno Vasco en una feria en Alemania y, para justificar la visita, ambas partes firmaron un MoU. Por cierto, obsérvese que en la foto hay siete personas de Euskadi y tres chinas. Son libres de hacerlo, pues ese documento no vincula a nadie y las posibilidades de que ese acuerdo lleve a algo tangible son casi las mismas de que Jauregi continúe en su puesto el 31 de diciembre.
Curiosamente, ambos objetivos dependen el uno del otro. El consejero ha hecho tan mal su trabajo y está tan falto de resultados que no tiene nada mejor que mostrar que un MoU. Su debilidad es manifiesta y el momento económico requiere que al frente del departamento de industria esté alguien audaz, con amplio conocimiento de la realidad empresarial y disposición a trabajar a destajo.
Terminemos recordando que la estrategia trazada por su antecesora para baterías, especialmente a través de la creación de Basquevolt, es la correcta: desarrollar tecnologías propias con las que podamos diferenciarnos. No hay que más que ver lo que ha ocurrido con la sueca Northvolt para constatar que a día de hoy es imposible competir en este campo con los chinos, que tienen el know-how y el control de las materias primas.