Carlos Uraga (Nantek): «Rendirse no es una opción. Pivotaremos si hace falta»

Carlos Uraga (Getxo, 1986) estudió ingeniería y ha emprendido varias veces. El está detrás de Erle Robotics, Acutronic, Oxford School y su última aventura, Nantek, en la que volcado todo su patrimonio y que le está costando sacar adelante. Rendirse no es una opción para este emprendedor que también es protagonista de la prensa rosa.


Esta es su historia:

  • Uraga emprendió ya desde que estaba en la universidad. En concreto, montó una empresa de energías renovables que no fue bien porque nació al mismo tiempo que los cambios regulatorios que hundieron este negocio. «Creo que me tira más la gestión que la ingeniería, aunque ya entonces veía con mucho interés el mundo de los materiales e incluso había hecho mi tesis en torno al grafeno. Conocí poco después a los hermanos Víctor y David Mayoral, que habían creado Erle Robotics, y les ayudé a levantar capital. Después montamos juntos otra startup, Acutronic Robotics, que llegó a tener una valoración de 35 millones con Sony como inversor», explicó.
  • Tras esta etapa compartiendo emprendimiento, Uraga decidió establecerse por sí mismo. Su interés por los nanomateriales le había llevado a investigar las posibilidades de la pirólisis para convertir basura en aceites. «Vi que se habían abaratado los procesos industriales y que había un movimiento regulatorio que iba a favorecer el reciclaje al obligar a las grandes petroleras a utilizar el aceite de pirólisis. Hice unas pruebas y me lancé con Nantek. Hemos diseñado primero unos recipientes cerrados en los que se puede fundir plástico triturado para conseguir unos gases que, condensados, se convierten en hidrocarburos. Después montamos una máquina para hacerlo a escala industrial con hasta cinco toneladas», explicó.
  • Uraga ha financiado Nantek con sus ahorros y aportaciones de inversores como Enagás, Seed Capital Bizkaia y algún business angel, hasta superar los 2 millones de euros. El reto es ahora financiar las primeras plantas de producción. «Tenemos un reactor en funcionamiento en el Puerto de Bilbao que se alimenta con residuos plásticos de Ferrovial. Nos sirve para hacer demostraciones de algo que técnicamente funciona. Estoy levantando capital para poder abrir plantas de producción real en Bilbao, Córdoba (con Sadeco), Canarias y Qatar. Necesitamos más dinero para conseguirlo. Si no llegamos, pivotaremos. Rendirse no es una opción», explicó.

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *