Open House Bilbao: ¿éxito o fracaso?

La organización de Open House Bilbao ha calificado el evento como «éxito total», que atribuyen especialmente al hecho de haber gestionado 35.000 visitas en los 47 edificios participantes. Pero las cifras engañan y especialmente cuando hay hemeroteca para comparar. Hete aquí que los organizadores entregaron al Gobierno Vasco un planteamiento previo del evento, que probablemente por descuido está disponible en abierto en Internet y en el que prometían «50.000 visitantes».


Lo que parecía un éxito no es por tanto tal. En cualquier caso, esta cifra debería ser lo menos importante de un evento dirigido precisamente a divulgar cultura y patrimonio y que, a mi juicio, estaría incluso justificado aunque lo visitaran unos pocos cientos de personas.

Hay que tener en cuenta también que los edificios finalmente incluidos no son exactamente los mismos que figuran en la presentación que los organizadores emplearon para tratar de obtener dinero del Gobierno Vasco. Para bien y para mal. En cualquier caso, los dos que más éxito han tenido, San Mamés y la Torre Iberdrola, sí que estaban.

Pero han desaparecido algunos tan atractivos como la torre del BBVA, la fábrica de Artiach, la mina San Luis, el hospital de Basurto o el palacio foral. Los organizadores también habían incluido numerosos edificios de viviendas particulares finalmente no visitables: las torres de Garellano e Isozaki, las casas de Ramón de la Sota o Lezama-Leguizamón de la Gran Vía, ArtKlass de la Plaza Euskadi o el Polígono de Otxarkoaga.

Todos son, en cualquier caso, edificios interesantísimos que probablemente no se han podido abrir a las visitas por razones externas. Y es que detrás de Open House Bilbao se encuentra una asociación, Open Urbanity, constituida a finales de 2015 por tres arquitectos vascos, Ainhoa Fernández Calleja, Jokin Santiago y Marta Sola.

Todos ellos residen en Barcelona, lo que explica probablenente por qué el coordinador del evento es un cuarto arquitecto, Andoni Pombo, que sí vive en Euskadi. Para llevar a cabo Open House Bilbao, Open Urbanity contrató a un equipo de coordinadores, de forma remunerada, y a un par de centenares de voluntarios, la mayoría de los cuales son estudiantes de arquitectura que recibían créditos universitarios por su participación.

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