El caso de Gabriel Eizaguirre o por qué Donald Trump no podrá conseguir que los iPhone se fabriquen en EE.UU.
|Una de las promesas que Donald Trump no conseguirá hacer realidad es la de forzar a Apple a fabricar los iPhone en EE.UU. Y es que el problema no es tanto el montaje de los móviles como que casi todos los componentes proceden de China y no es cosa de dos días generar una red de proveedores. Lo sabe bien el empresario vasco Gabriel Eizaguirre, que hace no mucho trató de hacer lo mismo en Euskadi.
En su caso, que relató recientemente en El País el periodista Zigor Aldama, se trataba no de móviles sino de sistemas de retención infantil. Su empresa, Babyauto, engendrada en el seno de Plásticos Zarautz, trató de traer la fabricación a Euskadi pero le fue imposible no por la carestía de la mano de obra sino porque ya no quedan proveedores. Todos han cerrado o se han ido a Asia. Incluso pidió ayudas para hacerlo a Euskadi.
Estas fueron sus palabras:
Las fábricas chinas cuentan con tecnología más avanzada que Occidente, y con mano de obra en cantidad suficiente como para producir los millones de unidades que requieren las grandes multinacionales. Además, toda la industria subsidiaria se ha establecido a su alrededor. Cuando nosotros tratamos de regresar a Euskadi después de haber producido sillas de coche para bebé en Ningbo -al este de China-, descubrimos que no era posible. La destrucción del tejido industrial español, sobre todo el de la industria auxiliar, es un proceso irreversible que va a tener consecuencias pésimas para el desarrollo futuro del país, porque las infraestructuras desaparecen y la gente olvida cómo se hacen las cosas.
Lo que lanza es un aviso para navegantes. Hoy en día se pueden fabricar coches en Europa porque hay plantas que producen sus diversos componentes, desde los metálicos hasta los de plástico o caucho. Pero si la industria auxiliar desapareciera, lo que hoy es factible dejaría de serlo.
Que Tesla o Volkswagen monten una planta aquí o allá es el chocolate del loro. El verdadero negocio está en las empresas auxiliares, los CIE Automotive o Gestamp, que además son de casa. Y si ellos siguen aquí, los fabricantes de coches seguirán produciendo no muy lejos, en Vitoria-Gasteiz, Pamplona o Valladolid.
Aplíquese el mismo cuento a las energías renovables. Lo más importante no es que Gamesa monte sus molinos en Euskadi sino que todos sus proveedores sigan teniendo negocio y abriendo sus factorías cada día. Por eso la llegada de Siemens es, en el fondo, una excelente noticia y el resultado de que tengamos un sector auxiliar tan potente.