Chiquilín de Artiach y otras marcas vascas de galletas

Galletas ChiquilinAunque sigo comiéndolas, las galletas Chiquilín me recuerdan a mi infancia. Son un auténtico clásico, que aún sobrevive. Eso sí, la palabra Bilbao ha desaparecido de la superficie de las galletas desde que la fábrica de Artiach se trasladó de Deusto a Orozko.


Las galletas fueron inventadas por los dueños de Artiach a principios del siglo XX a partir del protagonista de una película de Chaplin, bautizado como ‘Chiquilín’ en España. En la publicidad se utilizó, además, a un niño muy parecido al actor de ese filme. Sus ingredientes eran los habituales de una galleta con mucho coco, que le da su especial sabor. Se consideraba un producto de lujo no hecho, por tanto, para su consumo diario.

Artiach no sólo inventó las Chiquilín. También fue la primera empresa en elaborar las galletas María, aunque después sería Fontaneda quien lograría identificar este nombre con sus productos. Curiosamente, tras la guerra civil, ante la carencia de materias primas, se fabricó la «casi», que no llegaba a las María al carecer de cierto ingrediente.

Furgoneta de reparto (Fuente: http://www.jmariete.com)
En esa época de escasez se desarrolló el ingenio de la familia Artiach, que llegó a diversificar sus productos. En la fábrica de Deusto elaboraron dulce de membrillo y engordaron cerdos. Curiosamente, estos gorrinos se vendían después a los hermanos Garay Eguía de Gordexola, uno de los cuales, Antonio, pondría en marcha la firma Garsa (Industrias Cárnicas Gar) y, junto con otros galleteros de Burgos, los Loste, la empresa Campofrío. Supuestamente, el nombre ‘Campofrío’ fue una idea de Gabriel Artiach. Antonio Garay Eguía todavía tiene una plaza en su nombre en Gordexola.

Por cierto, son hijos de este empresario los hermanos Juan Carlos y José Antonio Garay Ibargaray, responsables durante años en España de los principales bancos de inversión norteamericanos del mundo: Deutsche Bank – DWS, Chase Manhattan y Chemical. Hoy en día reúnen un importante patrimonio y se codean con las principales fortunas de Madrid.

Las galletas Artiach no fueron las únicas fabricadas en Euskadi. Un vecino de Elgoibar montó en su día una fábrica de «marías» en Bilbao bajo el nombre de Arriola y que estaba situada en Tivoli justo detrás de la planta de Chocolates Bilbainos (Chobil). No hay mucho rastro de ellas a día de hoy, salvo alguna referencia puntual.

Pero la más conocida es sin duda Olibet, una amplia fábrica abierta en 1886 en Errenteria por la familia del mismo nombre, de origen francés. El nombre completo de la empresa era «Gran Manufactura Española de Bizcochos de Lujo y Galleta» y los lugareños la recuerdan especialmente por el buen olor que dejaba en todo el pueblo y por ser probablemente la más importante en su sector en el Estado.

Sus ingredientes venían por tren (harina de Castilla) o barco (azúcar de Cuba) y la fábrica llegó a producir 5 toneladas diarias con 200 trabajadores. Cerró en los sesenta del siglo pasado. En Errenteria hubo otra empresa que producía galletas, Pakers, que cerró sus puertas en la posguerra y que es en parte responsable de que a los de este pueblo todavía hoy se les conozca como «los galleteros».

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