Xabi Borinaga (Kilker Mobility): «Nuestro estudio de mercado ha sido una campaña de crowdfunding para comprobar que hay demanda de nuestros patinetes eléctricos»

Xabi Borinaga (Vitoria-Gasteiz, 1981) es antes inventor que emprendedor y transmite continuamente esa pasión del que tiene un sueño. Emprendió por necesidad pero no económica sino la de convertir en una realidad su invento, un patinete eléctrico. Y para comprobar si su sueño era factible, hizo una campaña de crowdfunding para Kilker Mobility.

Esto es lo más interesante que nos contó en la entrevista que le hicimos:

  • Borinaga trabajó muchos años como electromecánico de vehículos, en la última etapa en la planta de Seat en Martorell. Pero mientras tanto diseñaba máquinas y llegó a la conclusión de que los patinetes eléctricos tenían un amplio campo de mejora. «Yo no quería montar una empresa pero no me quedó otro remedio si quería hacer realidad mi proyecto. Hice intentos de poder desarrollar mis inventos en la empresa para la que trabajaba pero no me dejaron manga ancha, así que me despedí. Me puse al 100% con mi producto y, para ahorrar gastos al máximo, me volví a vivir con mis padres. Lo he arriesgado todo: he dejado mi vida anterior, he invertido todos mis ahorros y me he metido en esto a tope. No sé hacer las cosas de otra manera», explicó.
  • El patinete eléctrico de Borinaga tiene como grandes ventajas una mayor estabilidad y seguridad a la hora de frenar. Para ello incluye unas ruedas de mayores dimensiones con frenos hidráulicos y una batería con autonomía para 40 kilómetros. «Es más vehículo que juguete, aunque eso evidentemente repercute en el precio. Fui puliéndolo y mostrándolo a amigos que me iban diciendo qué se podía mejorar. Cuando uno me dijo que no conocía nada mejor, me di cuenta de que ya era el momento de convertirlo en empresa. Uno de mis amigos, que es soñador como yo, decidió aportar dinero. Después me ayudaron mucho en BIC Araba y nos ubicamos en el Parque de Miñano. Lo que más me ha costado de convertirme en emprendedor es la gestión y la atracción de inversores. Lo que más me está gustando es que hay un tejido bastante grande de pequeños emprendedores que nos apoyamos entre nosotros», explicó.
  • Terminado el prototipo y, antes de lanzarlo al mercado, Borinaga decidió hacer una campaña de crowdfunding en Kickstarter para ver si existía una demanda real de su producto. Ofreció un patinete eléctrico de 1.200 euros con una espera para recibirlo de seis meses. «Era una propuesta difícil porque teníamos pocos recursos para dar a conocer la campaña y porque no es habitual pedir tanto dinero a través de este sistema. Pero la respuesta fue muy positiva y vendimos 30 patinetes. Nos ha venido muy bien como estudio de mercado. Ahora sabemos que hay mayor interés en el norte de Europa y que el cliente tipo es una persona de 40 años con trabajo estable y bastante friki. Además de ese patinete urbano hemos decidido lanzar uno de montaña para la gente que vive en pueblos pequeñitos o que se quiere dar un paseo por el campo. Ahora estamos terminando la producción de estos 30 vehículos y estamos también buscando dinero para poder fabricar entre 500 y 600 unidades al año. Venderemos en tiendas especializadas y también para flotas de hoteles», explicó.

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