¿Tiene futuro la energía eólica? Gamesa cree que mucho

Se habla mucho hoy en día de energía fotovoltaica, que no deja de reducir sus costes y se convertirá pronto en la fuente más barata, y de baterías, que por fin están incrementando su capacidad de almacenamiento. Y la eólica parece estar cayendo en el olvido, lo que ha llevado a Siemens Gamesa a encargar a KPMG un estudio con el que reivindicar que el viento como generador de electricidad tiene tanto o más futuro que presente.

Estuvimos en la presentación de este informe y esto es lo más destacado que escuchamos. Primero las tendencias:

  • El cambio climático parece ser ya una realidad, por lo que cada vez habrá más presión para evolucionar desde fuentes energéticas más contaminantes hacia las más limpias.
  • Los fondos de inversión cada vez están más interesados en las empresas de energías renovables y en los parques de generación, que requieren importantes desembolsos que deben ser financiados a corto y medio plazo. Las grandes petroleras ya están sintiendo esta presión, lo que explicaría por ejemplo la compra de Viesgo o la inversión en las electrolineras de Ibil por parte de Repsol. La propia Gamesa ya no se limita a producir turbinas y mantenerlas sino que también llega en ocasiones a financiar, incluso con avales, a los promotores de los parques eólicos.
  • Cada vez hay más clientes que exigen contratos de suministro de fuentes renovables, lo que técnicamente se denomina PPA. Un ejemplo es Google.
  • Se intuye que pronto habrá regulaciones en las grandes ciudades que impongan el uso de coches eléctricos sobre los de gasolina.
  • Solar y Eólica son más complementarias que competidoras porque son más eficientes a diferentes horas del día y permiten diversificar riesgos. Aunque esto se repitió varias veces en la presentación, no me pareció que los argumentos fueran suficientemente contundentes. De hecho, alguna de las pantallas del informe reconoce que la solar superará a la eólica en generación en breve.
  • Los ciclos combinados no tienen mucho futuro en la medida en que los vaivenes del viento son asumidos por placas solares y, sobre todo, baterías, la tecnología que más va a mejorar a corto plazo.
  • Aunque no al mismo ritmo que la solar, la energía eólica también ha reducido sustancialmente sus costes. Hoy los molinos son mucho más altos y potentes y se pueden situar en el mar, al menos cuando no hay mucha profundidad (offshore). La Internet de las Cosas y la sensorización (industria 4.0) también han mejorado su mantenimiento. Los costes de generación eólica se han reducido un 65% desde 1990 y lo lógico es que sigamos esta pauta.
  • Las reducciones de costes están siendo especialmente espectaculares en la generación offshore (en el mar), un aprovechamiento que a día de hoy no es posible en España por la profundidad de las aguas. De todas formas, los responsables de Gamesa reconocieron estar desarrollando plataformas flotantes que sí podrían situarse en el Cantábrico o el Mediterráneo.
  • En lo que a costes se refiere, la eólica está hoy casi a niveles de la hidroeléctrica. El informe resalta que en Dinamarca y Alemania la generación con molinos de viento ha sido tan alta en algunos momentos que ha llegado a producir precios negativos (de mayoristas). Esto también ha ocurrido puntualmente en España, aunque el estudio de KPMG no lo refleja.

Y ahora las consecuencias de estas tendencias:

  • Para 2030 se espera que el 22% de la energía consumida en el mundo sea de origen renovable, frente al 10% actual. Aparentemente, esto incluye también a la hidromotriz.
  • En España entre el 55% y el 74% de la energía será de origen renovable en 2030. La eólica supondría casi la mitad. Para 2050 la generación eléctrica debería ser 100% renovable en España.
  • Actualmente el viento supone algo más del 17% de la generación eléctrica renovable (y el 4% de la producción total) en el mundo, frente al 65% de la hidromotriz, una pauta que se va a dar completamente la vuelta por las dificultades técnico-políticas que entraña construir presas. Un tercio de la energía consumida será de origen eólico para 2040.
  • Al haber colocado sus costes al nivel de otras fuentes de energía o incluso por debajo, han ido desapareciendo las ayudas estatales. Esto debería también reflejarse en los precios que paga el consumidor final, que es raro que suban a partir de ahora, salvo puntualmente.
  • La industria eólica mantiene hoy algo más de un millón de empleos y va a crear muchos más, hasta 3 millones en 2050.

Después de la presentación del informe hubo una mesa redonda excelentemente moderada por Manu Alvarez, periodista de El Correo, en la que participaron el CFO de Gamesa, David Mesonero; el coordinador del estudio desde KPMG, Alberto Martín, y una representante de la industria eólica española, Rocío Sicre. Resalto los siguientes comentarios:

  • Mesonero pidió varias veces estabilidad regulatoria, componente esencial de toda inversión en el sector. Exigió también que las previsiones políticas no solo se hagan a 2030 sino también a más corto plazo.
  • Mesonero reconoció que hasta hace bien poco lo más importante para un fabricante de molinos era tener buenas relaciones con las compañías eléctricas, que eran sus principales clientes. Sin embargo, actualmente este sector es mucho más financiero y se parece a una especie de bolsa en la que se compra en función del coste de la energía.
  • Como consecuencia de lo anterior, es lógico esperar que siga habiendo fusiones entre compañías y consolidación de fábricas. Mesonero apostó por que en pocos años no haya más de 2 ó 3 grandes actores a nivel mundial. Aunque no lo dijo expresamente, sí dio a entender que en España se cerrará alguna planta.
  • La consolidación también afectará a los proveedores. El representante de KPMG dijo que «el tamaño importa» porque la dimensión de las empresas es importante para poder ir a grandes concursos.
  • Gamesa se dedica hoy a la energía eólica porque, a nivel industrial, es la que le genera mayor retorno a la inversión. Pero hay que recordar que, antes de su integración con Siemens, ya tuvo una división solar y que puntualmente ofrece este tipo de generación en subastas, aunque sin llegar a fabricar las placas, que sí instala. Además, Gamesa tiene dos centros de investigación, en Zaragoza y Hamburgo, con sistemas fotovoltaícos.

Y tres pequeñas críticas que haría tras la sesión:

  • El informe ignora completamente el autoconsumo. Es cierto que la generación eólica es fundamentalmente industrial, pero hay una tendencia clara hacia que cada hogar produzca su propia electricidad y que no se refleja en el informe.
  • Solo se ha dedicado una pantalla a analizar (y relativizar) las muertes de animales por colisiones con molinos. Tengo la sensación de que el problema sigue siendo más serio, por el hecho de que las especies afectadas son muchas veces protegidas. Me temo que no han consultado a Greenpeace a la hora de redactar el estudio.
  • Me sorprendió la intervención del ingeniero bilbaino Julio Castro, director de Operaciones de Iberdrola, durante la mesa redonda. Lo hizo para relativizar una afirmación de Manu Alvarez sobre las dificultades políticas que ha entrañado (y probablemente sigue entrañando) instalar molinos en Euskadi. Sus datos sobre los tres parques eólicos vascos de Iberdrola eran correctos, pero no quitan ni un ápice de credibilidad a la afirmación de Alvarez: los políticos vascos no se han atrevido a autorizar más infraestructuras de este tipo por la oposición ecologista.

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