Tendencia: compañías industriales que invierten en startups

caf_patxiUltimamente están de moda las aceleradoras, espacios que facilitan la puesta en marcha de nuevos negocios apoyados por emprendedores ya consolidados. Hay ya unas 2.000 repartidas por el mundo, ligadas especialmente a la creación de startups digitales. Lo que es menos conocido es que hay compañías industriales de toda la via que han creado la suya propia, aunque muchas veces está disfrazada de «fondo de capital riesgo corporativo». Las más robustas en España son, a mi juicio, CAF (fabricante de trenes), Irizar (fabricante de autobuses) y Repsol.


¿Cuáles son las razones por las que las empresas industriales están sucumbiendo a esta tendencia?
– Las startups tienen una mayor capacidad para generar innovación disruptiva que las propias empresas, sometidas a procedimientos rigurosos y a una cierta inercia. Generalmente se innova mucho más rápido comprando una compañía de nueva creación que generando un laboratorio interno de I+D.

– Fomentar que haya startups es buena forma de apostar por gente que esté usando los propios productos de la compañía. Es lo que ha hecho Twitter con su API y, sobre todo, IBM a través de un fondo de 100 millones de dólares para startups que usan su tecnología Watson, especialmente en ámbitos médicos.

– Las empresas industriales conocen mejor que nadie su sector y, con su asesoramiento, pueden ayudar de verdad al crecimiento de la startup, que es lo que realmente significa «acelerar».

Veamos estos tres casos:

CAF
El responsable de nuevos negocios de la ferroviaria vasca, Jokin Lopetegi, impartió este año una charla en la sede de la patronal guipuzcoana Adegi que me ha dejado profundamente impactado. Por una parte, por la claridad con que esta compañía ha detectado que necesita imbuirse de un nuevo espíritu emprendedor. Y por otra, por la fórmula que está utilizando para hacerlo.

«Estamos pasando de fabricar trenes a mover personas», explicó, en referencia al hecho de que sus clientes ya no les piden solo entregar material ferroviario sino también gestionar nuevas infraestructuras. Así, el Gobierno de México ha adjudicado una concesión de un ferrocarril a CAF para que no solo construya y equipe sino que también opere el servicio con un precio por billete fijado de antemano.

¡Todo un reto! Evidentemente, esto implica muchos más riesgos y conocimientos que no necesariamente tiene un fabricante de trenes. La ventaja es que la estabilidad en la facturación es muy superior y la competencia de países asiáticos se mueve mucho peor en estos entornos. Esto va a más y ha obligado a la compañía de Beasain a reinventarse, cosa que está haciendo con bastante acierto.

CAF es una empresa centenaria, una de las 100 más antiguas de Euskadi. Nació en el siglo XIX a partir de varias ferrerías, aunque es en 1917 cuando adopta su nombre actual, primero como Compañía Auxiliar del Ferrocarril y después de 1954 como Construcciones y Auxiliar del Ferrocarril.

Actualmente factura más de 1.700 millones de euros al año y tiene 7.000 trabajadores, aunque solo 2.000 de ellos están en Beasain. El resto se reparten por otros puntos de España (Irun, Linares y Zaragoza) y del mundo, especialmente de EE.UU. y Brasil. Desde los ochenta, cuando la reducción de compras por parte de Renfe llevó a la ruina a casi todo el sector, la mayor parte de su capital está en manos de los empleados y de las cajas vascas.

Su apuesta más exitosa ha sido hasta el momento la de la internacionalización. A finales de los noventa ya exportaba el 70% de su producción y hoy se acerca al 90%. Pero también es una empresa que ha desarrollado un volumen importante de tecnología propia, especialmente en electrónica de control, señalización y tracción y acumulación eléctrica.

Muchos de esos desarrollos han correspondido a pequeñas empresas gestionadas de forma autónoma pero controladas por CAF. «Son flexibles y cercanas al producto y mercado. Lo que les decimos es que se busquen la vida», explicó Lopetegi, que recordó que la matriz monta los trenes pero que todos los servicios complementarios se abordan desde «el ecosistema».

Estos son algunos ejemplos de sus participadas:

– Lander Simulation, que se dedica a desarrollar simuladores de conducción de tranvías, automóviles y trenes. Parte de su capital pertenece al Ceit de la Universidad de Navarra y al asturiano Instituto de Investigación en Seguridad y Factores Humanos, de donde surgió como spinoff en 2002.

– Nem Solutions, que se dedica a la ingeniería para el mantenimiento de trenes.

– Ennera, firma de energías renovables aplicadas al transporte. En su génesis su función era gestionar la central hidroeléctrica que alimenta la fábrica de Beasain y diseñar nuevos sistemas de generación, como la minieólica. En este ámbito, ha desarrollado un molino de 3,2 kW de potencia, el Winderas. Además, se ha introducido en el negocio del carsharing.

– Garraiotech (Wannafreight), que ha creado dos comparadores de precios de transporte de mercancías.

Irizar
Se trata de otra empresa histórica, ya que nació en 1889 de la mano de un tal José Francisco Irizar con el fin de arreglar ruedas de carros. Después empezó a construir sus propios vehículos (sin motor) y en 1933 dio el salto a los autobuses, que entonces tenían la carrocería de madera. En 1963 se transforma en cooperativa de la mano de sus 52 socios fundadores.

Coincidiendo con la crisis que comienza en 2007, Irizar se plantea una restructuración estratégica que le lleva a salir del Grupo Mondragón y a pasar de ser un simple carrocero (el que pone la carrocería sobre los motores de otros) a fabricar autocares completos, incluso eléctricos. Para poder llevar a cabo esta transformación, además de poner en marcha un centro de I+D (Creatio), Irizar ha comprado empresas con know-how y una startup:

– Jema, un fabricante de electrónica de potencia, que es el que le ha permitido disponer de sus propios motores.

– Datik, una startup de soluciones informáticas y telemáticas para la gestión del transporte. Uno de sus productos se llama MagicEye y permite, con la ayuda de una cámara y un GPS, detectar síntomas de fatiga en el conductor de un autobús o un camión. Se utiliza en varias líneas de transporte de Madrid.

Repsol
La petrolera española tiene un importante reto por delante desde el momento en que perdió el control de su filial YPF y, por tanto, de importantes pozos de hidrocarburos. Desde entonces, la compañía madrileña no ha parado de invertir en startups que aportan tecnologías disruptivas en el ámbito de la energía.

Lo hace a través de Repsol Energy Ventures, que está interesa en renovables, movilidad sostenible, bioenergías, almacenamiento y eficiencia energética. Entre las compañías en las que ha invertido destacan las vascas Graphenea (fabrica grafito) e Ibil (carsharing), Alga Energy (bioenergía), Neol (biofuel), Windplus (eólica offshore) y Tocardo (turbinas).

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