Lo absurdo de las resoluciones de la CE sobre tax ruling

La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager
La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager

La comisaria europea de Competencia anunció que declara «ayuda de Estado» los acuerdos fiscales de Bélgica con 35 multinacionales, obligándole a cobrar 700 millones de euros en impuestos no exigidos desde 2005. El objetivo del esquema tributario «Sólo en Bélgica» era atraer sedes de multinacionales con la promesa de tratamiento fiscal especial, distorsionando la competencia con otros países. Es lo que se llama «tax rulings» o «trajes fiscales a medida», que en el caso belga permitía ahorrarse entre el 50% y 90% de los beneficios por considerarlos «excesivos».

Lo absurdo es que el «castigo» para el país que ha realizado prácticas anticompetencia es precisamente una lluvia de millones, con las empresas ya instaladas ahí. Es decir, que si no te pillan, atraes empresas e ingresos fiscales moderados, pero si lo hacen, recaudas unos impuestos que seguramente nunca hubieras podido ingresar porque las empresas estarían en otro país. Es cierto que ahora esas empresas pudieran trasladarse fuera, pero Bélgica cuenta a favor con el coste de salida… y además que le quiten lo bailao (ingresado).

Si de verdad la Comisión Europea quiere acabar con estas prácticas lo que tendría que hacer es ingresar ella misma los impuestos no exigidos a las empresas, y adicionalmente castigar al país infractor con una sanción equivalente a los impuestos de los próximos 5 o 10 años, para que por lo menos no salga beneficiado. De todas formas, hablamos de una media de 20 millones por compañía cuando sus facturas anuales medias son de cientos de millones.

Pero bueno, todo es posible en una Comisión Europea presidida precisamente por Jean-Claude Juncker, el que fuera máximo dirigente de Luxemburgo cuando se firmaron decenas de «tax rulings» hechos públicos con el escándalo Luxleaks. Otros casos recientes de «tax rulings» declarados ilegales son los de Luxemburgo con Fiat y Holanda con Starbucks, así como sospechas sobre las ventajas irlandesas.

 

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