Leica vs. Kodak: por qué uno tiene éxito y otro no

Comparar las empresas Leica y Kodak permite conocer por qué unas empresas funcionan y otras fracasan. Aunque ambas operaban en el mismo sector, el de la fotografía, la alemana sigue activa 100 años después de su fundación e incluso acaba de marcar récord de facturación, mientras que la norteamericana, nacida en 1892, sobrevive dedicándose a otras actividades tras quebrar en 2012.


Estas son las claves:

  • Leica está especializada en cámaras «made in Germany» y es reconocida por ello, especialmente por los coleccionistas y por los fotógrafos profesionales, que actúan como auténticos influencers de la marca, que puede así mantener precios superiores. Por si fuera poco, desde hace unos años cuenta con sus propias «Leica Stores» en varias ciudades. Kodak empezó con las cámaras, extendió después su negocio a los carretes e incluso a las películas cinematográficas y, en la última etapa, a la impresión. Actualmente se dedica fundamentalmente a los productos farmacéuticos y de defensa.
  • Kodak reaccionó muy tarde a la digitalización de su negocio, fundamentalmente por miedo a que dañara su actividad convencional, basada en la venta de carretes. Sony y Nikon fueron mucho más ágiles y consiguieron que los compradores de cámaras digitales, un aparato que curiosamente había inventado un ingeniero de Kodak en 1975, se decantaran por estas marcas japonesas. La cuota de mercado de Kodak pasó del 27% de 1999 al 7% de 2007. Las cámaras de los móviles terminaron de matar a la firma de Rochester (EE.UU.). Leica llegó relativamente tarde al mundo digital, en 2006, pero lo hizo apostando por la calidad y manteniendo su diseño retro desde el primer momento.
  • Leica ha mantenido una cultura de empresa muy abierta incluso a la colaboración con otras empresas. De ahí que, por ejemplo, sus lentes se puedan encontrar en cámaras de otras marcas como Panasonic. La gestión de Kodak, por el contrario, era mucho más cerrada al cambio, lo que explica en parte su cerrazón a la incorporación de cámaras digitales. Se suele utilizar el caso de esta compañía norteamericana para explicar por qué las grandes corporaciones necesitan disponer internamente de departamentos o filiales que funcionan de forma independiente pero de forma mucho más ágil y abierta a mercados dinámicos. De hecho, Kodak compró una startup en 2001, Ofoto, que de haberla dejado evolucionar en solitario podría haberse convertido en una especie de «instagram». Sin embargo, los gestores de la multinacional se inmiscuyeron desde el principio en Ofoto para que se convirtiera en lo que ellos creían que era lo más apropiado: la impresión.
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