La gran contradicción de Internet: está generando más desigualdad

brecha_digitalLos utópicos digitales preveían en los albores del siglo XXI que la extensión de Internet contribuiría a crear una sociedad más democrática e igualitaria. Es cierto que las redes están aumentando las oportunidades de startups y nuevos partidos políticos de competir en el mercado contra los mastodontes de toda la vida. Pero también hay que empezar a reconocer que Internet está generando mayores desigualdades económicas e incluso educativas entre capas sociales.


Veamos dos ejemplos:
– El estrato social que menos utiliza Internet es el de los parados. La brecha digital original, que en su momento afectaba especialmente a mujeres y ancianos, se ha reducido y hoy en día solo parece llegar a los que menores ingresos económicos tienen por no poder trabajar. Y esas personas entran en un bucle imposible, puesto que Internet es hoy fundamental tanto para acceder a ciertos oficios como incluso para buscar un empleo vía portales como Infojobs.

– Los que menos aprovechan las posibilidades de los nuevos cursos universitarios online (MOOC), generalmente gratuitos, son precisamente los que menores ingresos tienen y por tanto mejor podrían aprovechar esta oportunidad. El dato procede de un estudio de la revista Science, que destaca que son las personas con más recursos las que mayores beneficios están obteniendo de esta nueva oferta.

Los smartphones están consiguiendo que todo el mundo, literalmente, tenga acceso a Internet pero no que se equilibren las oportunidades que derivan de la Red. Más bien sucede lo contrario y la sociedad se está dividiendo aún más entre los que ganan más gracias a la nueva economía y los que se empobrecen en este nuevo entorno.

Creo que las cosas van a ir a peor. La creciente robotización va a acelerar la destrucción de todos los oficios que ofrecen escaso valor añadido, como los taxistas a medida que se introduzcan los coches de Google. La revolución va a llegar también a los servicios y todos los profesionales que hacen labores relativamente repetidas van a perder su trabajo.

Como consecuencia de todo ello, cada vez va a haber más gente que se queda fuera del «sistema» y cuyo rol va a ser exclusivamente el de sobrevivir con subsidios públicos. Obsérvese en este sentido que en EE.UU. desde el año 2000 se ha producido una clara ralentización del crecimiento del empleo en relación al de la población al mismo tiempo que aumenta la destrucción de trabajos que no exigen «conocimiento» y se multiplica el número de personas que reciben «ayudas oficiales». (ver gráficos inferiores de KPCB).

Dicho de otra manera: se está generando una brutal dualidad social entre los que aprovechan la economía digital y los que se quedan fuera de ella. ¿Es un fenómeno imparable? Vamos a tener que aceptarlo, porque la globalización está aumentando también el número de personas de todo el mundo que pueden acceder a los trabajos que otrora estaban reservados solo a los nacionales de un país.

Pero al mismo tiempo es preciso poner medidas correctoras. Y no se trata de que todos trabajemos menos, porque está claro que el problema no es tanto de reparto como de personas más y menos preparadas. Pese a que las oportunidades educativas pueden llegar a ser las mismas, como sucede con los MOOC, no todos parecen aprovecharlas de la misma manera.

Estas son a mi juicio las medidas que conviene empezar a tomar:
– Establecer incentivos en las escuelas para que los más jóvenes se espabilen lo antes posible. Ya no va a valer con aprobar. Conseguir un trabajo va a ser cada día más difícil y solo estará disponible para los que aprendan a aprender de forma constante.

– Hay que enseñar a la gente a automotivarse y a aprender por sí misma. Sospecho que los que menos aprovechan oportunidades como los MOOC son los que creen que solo les es posible aprender con sistemas convencionales de enseñanza profesor-alumno.

– Va a ser cada día más importante enseñar a la gente a tener iniciativa. Si se generan pocos trabajos, será cada día más importante tener capacidad para dar el paso para montárselo por sí mismo.

– Hay que educar en la virtud del trabajo no solo como fórmula para ganar dinero. Solo de esa manera tendremos personas que luchan por ser mejores cada día y que son capaces, por tanto, de competir con las máquinas.

– Hay que enseñar a la gente a tener un ocio responsable y enriquecedor. Es muy posible que tengamos que pasar temporadas sin trabajo, pero eso no debe servir para que nos salgamos del sistema sino para que tomemos fuerza y volvamos con más ganas.

– Hay que asumir que habrá que pagar a cada ciudadano un sueldo fijo independientemente de que tenga trabajo, eso que en Euskadi y Navarra se llama «Renta de Garantía de Inserción». También hay que dar por hecho que los convenios colectivos e incluso los sindicatos van a perder sentido en un mundo en el que los obreros, en el sentido de trabajadores mecánicos, van a ir desapareciendo por completo.

menor creación de empleo

mayor destrucción de empleo poco cualificado

más gente cobrando ayudas sociales

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