Juan Tomás Hernani (Satlantis): «La colaboración público-privada ha sido fundamental para poner en marcha la empresa»
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Juan Tomás Hernani (Bilbao, 1961) se dio cuenta de que quería emprender cuando ya lo había sido todo en la empresa privada de la mano del BBV e incluso había probado el trabajo público como secretario general de innovación del Ministerio de Ciencia. En 2014, ya con 53 años, crea Satlantis, una startup que miniaturiza aún más la captación de imágenes desde el espacio con una tecnología disruptiva que se incorpora en los micrósatelites de observación.
Le entrevistamos y esto es lo más interesante que nos contó:
- Después de siete años de trabajo y de una inversión de 17 millones de euros, la primera cámara de Satlantis llega hoy al espacio. Lo hará de la mano de la agencia japonesa JAXA. «Es nuestro conejillo de indias y esperamos que sea el comienzo de otros proyectos. Por de pronto, a principios de 2021 lanzaremos otro micro-satélite de observación de la mano del Departamento de Defensa de EE.UU. para la exploración del espacio profundo», explicó.
- Su gran ventaja competitiva es el tamaño. La cámara de Satlantis no es precisamente pequeña pero sí más ligera que las que se han venido utilizando hasta ahora: 15 kilos pesará la que se lanzará en 2021, frente a los 150 de las del satélite español Ingenio. Para conseguir esta minituarización, utiliza una tecnología descubierta en la Universidad de Miami por Rafael Guzmán, un científico español que es socio de Satlantis, y la reconstrucción, con inteligencia artificial, de varias imágenes hechas de forma sucesiva.
- Hernani entra en contacto con Guzmán en 2012 a través de la ministra Cristina Garmendia, que le conoce casi por casualidad, y empieza a contemplar la posibilidad de convertir el proyecto en startup. «Vimos que era una tecnología que retaba a lo que ya existía y, por tanto, una oportunidad de disrupción», explicó.
- El proyecto termina en Bilbao con una mezcla de tácticas de seducción personal («me llevé a Guzmán a comer a Algorta») y técnica («tenemos un ecosistema de empresas de mecánica de precisión que facilitarían la fase industrial»). A partir de ahí, Hernani pone en marcha su agenda para convertir la idea en realidad. Por una parte, sus amigos de Idom consiguen insertar las lentes en un cohete y, por otra, llama a todo el mundo para que aporte los fondos necesarios. «Los primeros 150.000 euros los pusimos entre Garmendia, Guzmán y yo, pero necesitábamos una primera ronda de 2,5 millones de euros. Pasé el cepillo y entraron Telefónica, Elecnor, Everis, Idom, Orza y fondos semilla públicos. La colaboración público-privada era fundamental. Si me llega a pillar con 20 años, no habría sido capaz de implicar a tanta gente», explicó.
- Una vez desarrollada la tecnología y lanzado el primer producto al espacio, Satlantis se encuentra ahora buscando la siguiente ronda de financiación, que esta vez debe alcanzar los 26 millones de euros. «Somos ya 40 personas trabajando en Leioa, la gran mayoría de ellos especialistas en electrónica espacial. A alguno lo hemos traído de la competencia», explicó.
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2 comentarios
Me gustaría que alguien hiciera el cálculo del retorno a la sociedad de Hernani y lo contrastara con todo el dinero que lleva obteniendo de fondos públicos (proyectos, sueldo…) durante toda su carrera en diferentes «aventuras» y cargos. Igual no es oro todo lo que reluce.
La mayor parte de su carrera la ha hecho en el sector privado. Su paso por el Ministerio de Ciencia se caracterizó por las reformas que impulsó y que mejoraron sustancialmente el sistema de apoyo a la innovación en España. Como digo en la entrevista, que sospecho que no has escuchado, es muy meritorio que una persona con su trayectoria en el sector privado y público se haya decantado, porque evidentemente tuvo muchas más ofertas, por emprender y traer riqueza y tecnología a su tierra. Satlantis, como cualquier otra startup, puede fallar o puede triunfar y cualquier emprendedor se merece hoy en día el mayor de los aplausos. Por cierto, él mismo puso los primeros 50.000 euros de su bolsillo. ¡Ojalá hubiera más como él! ¿O es que preferirías que Satlantis se hubiera implantado en otros lares?