Fabricar hardware vuelve a estar de moda

Se supone que vivimos en la era de la digitalización e internetización en la que todo circula, de manera binaria, convertido en unos y ceros de nube en nube. Y sin embargo, la propia presión de los contenidos y servicios online y la necesidad de «minar» bitcoins están empujando más que nunca a las empresas de hardware, incluso a las que elaboran chips y memorias, impulsadas por la eclosión de cachivaches que se nos avecina.


Como resultado de todo ello, y pese a la Ley de Moore, los precios de algunos elementos electrónicos se están incrementando. Es el caso de las memorias flash y DRAM, un mercado dominado por Samsung y que está creciendo a ritmos del 68% anual. Y es que se extraen cada vez más datos que hay que almacenar de alguna manera. Algo parecido ocurre con las tarjetas gráficas de AMD o nVidia, beneficiadas de la creciente cotización del bitcoin, que a su vez incrementa los requerimientos de los ordenadores encargados de «imprimir» nueva moneda virtual.

El fenómeno va a ir a más, porque los coches y los hogares se están digitalizando y necesitan mucho hardware que recoja información del entorno. La Internet de las Cosas es una oportunidad para todos los fabricantes de chips, aunque Intel anunciaba recientemente su intención de discontinuar la fabricación de algunos de ellos.

Quizás se había centrado demasiado en el usuario doméstico, que todavía no compra aparatos domóticos, salvo el Amazon Echo. Pero en el ámbito industrial, la Internet de las Cosas va viento en popa. Hasta el punto de que Bosch anunciaba recientemente su intención de construir una fábrica de semiconductores en la que va a invertir más de 1.000 millones de euros.

Foto: https://pixabay.com/es/comunicaci%C3%B3n-internet-1439187/

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