Coronavirus: España llega tarde con los tests. ¿Y ahora?

Ayer se conoció un dato de gran relevancia en la lucha contra el coronavirus: Alemania dio a conocer que está realizando medio millón de tests a la semana, lo que explica por qué tiene casi tantos casos detectados como España con 15 veces menos muertos. Es decir, que está identificando a los enfermos y apartándolos del resto de la sociedad, sin necesidad de aislar a toda la población, marcando la vía más efectiva para el combate. ¿Puede España hacerlo mismo? En sitios como Madrid, llega tarde.

Alemania se había preparado, había planificado con tiempo lo que tenía que hacer. Hizo una compra de material hace meses y, sobre todo, puso a su industria a desarrollar tanto kits de análisis como vacunas. Todo encaja en el estereotipo de ese país, igual que el hacer todo tarde y mal lo hace en el de españoles e italianos.

Pero ya no es tiempo para lamentarse. Hay dos buenas noticias:

  • En muchos sitios de España todavía estamos a tiempo de evitar que se produzca la catástrofe de Madrid, aislando convenientemente las entradas con personal capaz de realizar análisis en tiempo real y sin necesidad de enclaustrar a toda su población.
  • La mortalidad real de la enfermedad es muy baja. En Alemania no llega al 0,6% y va descendiendo día a día, a medida que se realizan más tests. De ahí que el Imperial College, que ha marcado la política del Reino Unido hasta el momento, haya rebajado sustancialmente sus previsiones hasta el punto de calcular ahora que el sistema sanitario del país podrá asumir el aluvión de infectados.

Eso quiere decir que en Madrid (y quizás también en La Rioja, Alava y Cataluña) ya no queda más remedio que mantener el confinamiento para ralentizar la extensión de la enfermedad, pero que si llegan suficientes tests sería posible levantarlo en el resto del Estado. El problema es que deberían ser muchos kits de análisis, más que en Alemania.

Y sea como fuere, lo que ya está claro es que Madrid y algunas otras zonas van a figurar entre las primeras del mundo en las que se consiga inmunidad de rebaño: habrá tantos contagiados que la enfermedad quedará controlada. El problema que genera esa situación es que destroza el turismo hasta que otros países no lleguen al mismo índice de personas enfermas.

Solo cabe, por tanto, aislar los puntos de mayor contagio para que los que aún están libres, como Canarias, Valencia o algunos puntos de Andalucía, no se vean afectados y puedan abrir sus aeropuertos a los visitantes extranjeros lo antes posible. Es decir, que el confinamiento debería levantarse a nivel regional una vez haya kits para analizar a las personas que residen en los puntos más «limpios».

Está claro, en cualquier caso, que el coronavirus va a dejar pronto de ser un grave problema sanitario. Lo que no es fácil divisar ahora es cómo va a salir España del pozo que supone haberse cargado un negocio que aporta el 12% del PIB, el turismo.

Si se hubiera planificado todo a tiempo, desde la ciencia y la tecnología, con un adecuado esfuerzo para desarrollar tests de análisis e incluso vacunas, todo sería hoy diferente. Pero estoy convencido de que en enero y febrero nuestros tecnólogos estaban más preocupados de los papeleos de las correspondientes subvenciones públicas que de hacer experimentos. No es culpa de ellos, sino de nuestro sistema de I+D, que funciona así.

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