Sobre las puertas giratorias de Iberdrola

El año pasado vendí las últimas acciones de Iberdrola que todavía conservaba. Es una compañía de la que siempre me he sentido orgulloso por su apuesta local y tecnológica, pero de la que cada vez me cansa más su excesiva dependencia del gobierno de turno y su constante sumisión a las reclamaciones económicas de medios y políticos. El descubrimiento de que Mikel Cabieces también cobraba de Iberdrola no ha hecho sino agravar este sentimiento. Y no es el único caso. Veamos más.

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