Sobre las intensivas campañas de marketing de Iberdrola en Bilbao durante su junta de accionistas

TorreIberdrola1En lo que se ha convertido en una tradición, Iberdrola sorprende a todos los vizcaínos con una intensa campaña de marketing aprovechando su junta general de accionistas. Llenando de molinos con su logo el metro, los medios de comunicacion (hashtag incluido) y algunas plazas, la que ya es la mayor commpañía eléctrica europea por capitalización bursátil comunica su apuesta por las energías renovables y su cercanía a Bilbao, donde nació y todavía mantiene su sede social. Pero a mi juicio, este marketing se está pasando de rosca.


Iberdrola, al igual que las otras empresas que suministran servicios con precios impuestos por la Administración, tiene un problema de imagen muy serio que no se resuelve con estos dispendios. Quizás el efecto que se consigue es precisamente el contrario: demostrar que se ha ganado mucho dinero y que no hay inconveniente en derrocharlo.

Y el problema es que los beneficios de Iberdrola dependen en gran medida de unas tarifas que pagamos todos los clientes y que son impuestas por unos políticos que, una vez retirados, no tienen problemas en cobrar nóminas o dietas de la eléctrica. Sin olvidar que el ex delegado del Gobierno en Euskadi Mikel Cabieces pasaba facturas, presuntamente falsas, tanto a BBK como a la empresa que dirige Ignacio Sánchez Galán.

Como accionista, lo que espero es dividendo y crecimiento del valor. Estoy satisfecho de que la internacionalización y la apuesta eólica hayan traído beneficios. Pero no tengo claro, por ejemplo, que en un mundo que va a cambiar de arriba abajo en lo que a la producción y la distribución eléctrica se refiere, Iberdrola esté moviéndose en el camino adecuado. Dicho de otra manera: no confío en esta compañía a largo plazo.

Y como bilbaíno, me siento orgulloso de que la empresa siga luciendo su logo en lo más alto de la ciudad. Pero no me explico a qué viene semejante ejercicio de derroche una vez al año. Considero que Iberdrola tiene que trabajarse más la transparencia de sus cuentas y actividades y gastar menos en marketing avasallador. Prefiero que la empresa demuestre su ADN vasco con trabajo, austeridad e innovación y que utilice menos el folclore y el derroche.

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