Simon Wainwright (Semi Zabala): «Emprendí porque creía en mi idea»

Simon Wainwright (Liverpool, Reino Unido, 1969) estudió y se doctoró en ingeniería y vivió y trabajó en su país hasta que una mujer se lo trajo a Donostia. En Euskadi empezó vendiendo semiconductores y ha terminado emprendiendo con un proyecto de tecnologías espaciales que va a dar mucho que hablar.

Esta es su historia:

  • La trayectoria profesional de Wainwright le ha unido siempre a la tecnología electrónica. Primero vendía semiconductores y desde hace años los fabrica él mismo. «Mi primera startup, Freebird Semiconductor, nació en Boston y terminó centrándose en los componentes para el espacio. Fuimos pioneros en la introducción de tecnologías basadas en GaN (nitruro de galio) en esta industria. Genera ahorros de costes porque es diez veces más ligero y es robusto a efectos de radiación cósmica. Con el tiempo nos hemos traído el proyecto a Gipuzkoa con un nuevo nombre, Semi Zabala«, explicó.
  • Wainwright es emprendedor porque en su ámbito no le quedaba otra opción para hacer realidad sus proyectos. Introducir GaN en la industria espacial era muy complicado por la aversión al riesgo que impregna a todos los actores. «Los productos que se emplean para satélites y naves son muy caros, por lo que no es sencillo realizar cambios sobre algo que funciona. Hemos tenido que hacer muchos testeos y es un proceso muy largo. Yo emprendí porque creía en mi idea y quería tener libertad para ejecutar mis proyectos. Lo que me ha motivado es el entusiasmo de ser mi propio jefe y depender de mí mismo. El dinero es algo secundario», explicó.
  • Semi Zabala nace de la mano de dos de los socios de Freebird Semiconductors, James Larrauri y Simon Wainwright, y un tercero. Tras hablar con la Agencia Espacial Europea (ESA) y Airbus, vieron una oportunidad en traer las tecnologías GaN a Europa. «Empezamos hace cinco años. Era el momento. Airbus y ESA nos animaron, junto con la Comisión Europea, a suministrar componentes espaciales hechos en Europa. Semi Zabala es una copia de Freebird pero vamos más allá en cuanto diseñamos nuestros propios chips, que producimos en un centro tecnológico de Bélgica. Estamos todavía en fase de testeo, un proceso que en el ámbito espacial puede suponer perfectamente cuatro años. Nos apoyamos financieramente en inversores privados, deuda y ayudas públicas. Estamos ahora en plena ronda de inversión y tenemos muchas esperanzas depositadas en el Perte de microelectrónica. Hay mucho interés en nuestro proyecto», explicó.

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