¿Quién crea startups? ¿El Gobierno Vasco o los emprendedores?

Hay que agradecer que las instituciones vascas apoyen el emprendimiento con dinero y recursos, una realidad que incluso atrae a creadores de startups de otros lares. Pero hay que lamentar que estas mismas administraciones utilicen estas ayudas para realizar campañas de auto-promoción que incluso eclipsan la labor del auténtico protagonista: el emprendedor.


El extremo se ha producido hace unos días, cuando Spri ha publicado una noticia con este significativo título: «El Gobierno vasco ha puesto en marcha 186 proyectos de emprendimiento innovador y de base tecnológica». El mensaje que lanza, sin ningún tipo de rubor, es que es la institución pública quien ha creado las startups.

Aunque después reconozca que lo único que ha hecho ha sido apoyar a los emprendedores, junto con las diputaciones, con 4,1 millones de euros. Por si acaso no había quedado claro, la incubadora BIC Bizkaia recordaba que en los últimos diez años «ha sido el punto de partida» de 65 startups.

Son cifras que, sin ponerlas en contexto, no dicen nada. Su única función parece ser dar protagonismo a la institución pública de turno, que aspira a vender su moto de que en ese país de las mil maravillas que es Euskadi se emprende un montón gracias a que tenemos el mejor gobierno. Ya explicamos hace poco que esta mala praxis lleva incluso a los políticos y a sus departamentos de márketing a manipular las cifras.

Pero lo peor no es el hecho en sí de que se utilice el emprendimiento para hacerse auto-bombo, sino el efecto que tiene sobre las nuevas vocaciones. Este tipo de campañas están asociando la creación de startups con las instituciones, eclipsando por completo a los verdaderos protagonistas.

Grandes emprendedores vascos como Ainhoa Lete, Mikel Urizarbarrena, José Manuel Odriozola, Eneko Knörr o Isabel Liébana apenas son conocidos por la sociedad vasca. A Jon Uriarte se le identifica más por su actividad futbolística que por haber creado una startup que se vendió por 165 millones de euros.

En Euskadi no hay calles ni bustos para reconocer a los fundadores de Iberdrola, Petronor, BBVA o Gamesa, pese a los miles de empleos que han creado y a que sus impuestos sostienen gran parte del erario público. ETA escondió o alejó a los empresarios vascos y las instituciones continúan apagándoles, lamentablemente en su provecho. Así nunca crearemos un ecosistema de emprendimiento en condiciones.

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