¿Qué hacemos con la universidad pública?

El caso del profesor de la UPV Felipe Uriondo, obligado por sus compañeros a dejar de dar clases de refuerzo a los alumnos de ingeniería de Bilbao, es una muestra más de la mediocridad que impera en la universidad pública. Convertida en un coto cerrado en el que para entrar hay que hacer «amigos» más que méritos, su posición en los rankings internacionales no se corresponde con el peso económico del país, pese a los más de 350 millones de euros que cada año le transfiere el Gobierno Vasco. Por si fuera poco, las empresas cada día valoran menos la formación académica, por lo que urge una revisión del modelo universitario. Estas son algunas sugerencias de mejora.

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