Naiz evidencia los intentos de la izquierda abertzale por salir de su agujero

Ayer estuve en la presentación en Bilbao de Naiz, el nuevo medio digital de EKHE, la sociedad editora de Gara, y me volví a sentir «crítico de webs», que fue mi primer trabajo remunerado relacionado con la Red a mediados de los noventa. El producto es bueno y está bien planteado, pero su análisis no se puede hacer sin obviar el contexto político y otras variables sociológicas que lo explican mucho mejor que sus páginas electrónicas. Para mí, la conclusión es clara: es una evidencia de que la izquierda abertzale está intentando salir de «su» agujero. Veamos.


– El centro de la web es la participación ciudadana. «El medio eres tú», dijeron. No lo llamaron Web 2.0 pero es evidente que se referían a eso. La gran pregunta es por qué EKHE ha tardado tantos años en incorporar blogs, comentarios y otros elementos participativos. ¿Falta de recursos? Lo dudo. Su web, Gara.net, era hasta ahora la más controlada de todo el panorama mediático vasco. Evidentemente, la jerarquía militar que impera en la izquierda abertzale tenía mucho que ver con esta realidad. Es por tanto, una buena noticia que esto cambie.

– La presentación se ha hecho en Bilbao, pese a que EKHE está en Gipuzkoa y siempre había organizado todos sus actos en su cantera natural. Otra muestra más de que la izquierda abertzale intenta salir del agujero en el que se ha encerrado durante años. Otra buena noticia. Aunque he de reconocer que, al salir del espacio en el que se celebró el acto y ver de nuevo el Bilbao pijo de Jardines de Albia, daba la sensación de que uno venía de un submundo lleno de piercings y, por qué no decirlo, de gente que todavía cree que puede cambiar el mundo (aunque sea su mundo). ¡Qué diversa es Euskadi!

– En Naiz hay información de clase A (info) y de clase B (naiz+). Esto no lo explicaron muy bien en la presentación, pero suena a consejo editorial y a mantenimiento del control. ¿Por qué no se han atrevido a crear un auténtico medio ciudadano tipo Menéame? La izquierda abertzale quiere salir del agujero pero no se atreve a cambiar su modelo por completo. Es lógico. De hecho, en el acto de presentación no pudo faltar un toque indispensable: un mensaje final, con luces apagadas y voz encerrada incluidas, de Arnaldo Otegi. El mensaje es claro: queremos cambiar pero no queremos perder nuestra identidad. Otra evidencia: nace Naiz, pero Gara sigue coexistiendo.

Y ahora el modelo de negocio. Evidentemente, Naiz vive de la publicidad, aunque parece que va a incorporar unas zonas de pago (Harpidetza) con nuevos servicios como, por ejemplo, la hemeroteca. Pero la gran pregunta es si la izquierda abertzale va a ser capaz de mantener un medio participativo en Internet, cosa que como es sabido, pocos están consiguiendo. Estas son mis reflexiones:

– En este momento, trae poca publicidad y fundamentalmente de tipo institucional. Por una parte, el Ayuntamiento de Donostia (Bildu) y por otra Ihobe (PSE). Dudo que, en la situación actual, logre captar más anunciantes, salvo que se trate de simples favores «políticos» que repito por enésima vez que se deberían fiscalizar, en cuanto suponen una distorsión de la libertad de prensa.

– ¿Va a generar tráfico? Tengo muchas dudas. Gara.net no tiene un volumen de tráfico especialmente importante y otros medios vascos le están comiendo la tostada (véase una comparación con Deia). El público que estaba en el acto de presentación era militante pero poco internauta. No hay más que ver que yo fui el único que tuiteó el acto

– La participación en Internet es necesaria pero compleja. Habrá usuarios que comenten en las noticias y blogueros que se incorporen a la plataforma de Izan. Pero dudo mucho que funcionen secciones como el buzón ciudadano o los reportajes colaborativos. Ojalá lo consiguieran, pero soy escéptico.

– No hay logos de Facebook por ningún sitio. Eso sí, hay un espacio para el twitter naiz_info y otro para vídeos de Vimeo. Es evidente que un medio de la izquierda radical no puede favorecer a multinacionales que cotizan en Bolsa pero este celo militante puede ser contraproducente. La realidad es que la gente usa Facebook, por mucho asco que nos den las formas de esta red social.

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