Mariano Abadía (HWS): «La crisis de la construcción me llevó a emprender»

Mariano Abadía (Barcelona, 1964) es ingeniero de caminos y su trabajo le llevó hasta Gipuzkoa, donde participó en la construcción de túneles y puentes de la autovía de Leizaran. Ya asentado en Gipuzkoa, se lanzó a emprender en 2013, tras quedarse sin empleo como consecuencia de la crisis que comenzó en 2008. Y lo hizo junto con el ingeniero oscense Jesús Montaner en el sector eólico, que entonces empezaba a necesitar innovaciones constructivas.

Esto es lo más interesante que nos contó en la entrevista que le hicimos:

  • HWS Concrete Towers nace de la necesidad. Abadía se había quedado en paro y Montaner, ya jubilado, tenía un enorme conocimiento de prefabricados que nadie estaba aprovechando. A todo ello hay que sumarle cierto olfato para captar dinero, imprescindible en toda startup. «La crisis de 2008 me cayó como un bloque de hormigón. Fue un antes y un después. Montaner y yo nos conocíamos de las obras de Leizaran, así que le comenté mi idea de montar una empresa y le convencí para que se sumara al proyecto. Primero tratamos de llevar a EE.UU. la tecnología de prefabricados que se empleaba en España, pero no tuvimos suerte. Solo después decidimos aplicarla a los molinos de viento, tras una serie de entrevistas con personal de Gamesa y otras empresas», explicó.
  • Gamesa tiene cierta relación con la existencia de HWS Concrete Towers, aunque de forma indirecta. La firma eólica había empezado a trabajar en grandes turbinas ya en 2005 y, como requerían hormigón además de acero, habían pedido ayuda a Montaner. Comercialmente no tuvieron éxito, pero el know-how que adquirió entonces el socio de HWS tuvo mucho que ver con la dedicación final de la startup. «Las grúas que se necesitaban en estos molinos eran muy caras, por lo que pensamos que habría negocio en inventar una que fuera independiente de la altura. La idea de que fuera autotrepante la copiamos de la técnica que se utiliza para construir rascacielos. La grúa va construyendo un núcleo de hormigón que es el que le permite ir subiendo. Así que adaptamos este método constructivo al mundo eólico y lo patentamos», explicó.
  • El primer prototipo no habría sido posible de no ser por el hecho de que en Gipuzkoa hay infinidad de proveedores especializados, centros tecnológicos y agentes gestores de programas de I+D. De hecho, el primer paso que dio Abadía fue buscar un fabricante de grúas, Jaso, que elaboró un primer prediseño con el que se pudo captar dinero para finalmente producirlo. «Me llevó dos años conseguir la financiación, 1,5 millones de euros, que llegó del programa H2020 de la Comisión Europea. A la hora de fabricar, encontramos más retos, sobre todo de ingeniería mecánica, y aquí fueron técnicos de Ikerlan-IK4 los que los resolvieron. El montaje final lo hizo una firma especializada de Lekunberri. Hay que reconocer que todo lo que te puede hacer falta en cuanto a suministros lo puedes encontrar en Euskadi. En Gipuzkoa hay mucho ingeniero mecánico muy bueno al que le divierten los retos», explicó.
  • La primera grúa de HWS estaba lista en noviembre y se puede visitar en Lekunberri, a donde acude gente de todo el mundo a conocerla. Su intención ahora es encontrar un socio con el que fabricarla en serie para poder después vender el servicio de montaje de molinos y, sobre todo, su mantenimiento. «Estamos hablando con muchas compañías del sector de todo el mundo. Creemos que esta grúa autotrepante terminará siendo un utilllaje de cada parque eólico. Además, estamos pensando hacer una más pequeña para el sector de la construcción. En cualquier caso, en 2021 nos toca vender. Ya hemos hecho mucho I+D», añadió.

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