Maren Iturburu (Animatu e Iturriza Taberna): «Como buen emprendedor, llevo toda la vida reinventándome»

Maren Iturburu (Bilbao, 1972) estudió bellas artes y pronto se dio cuenta de que, como artista, nunca podría independizarse. Así que con dos compañeros de clase montó en 1999 una empresa de animaciones por Internet, un concepto entonces rompedor. Y nunca ha dejado de reinventarse, hasta el punto de ser ahora el gestor de uno de los bares de pintxos más populares de Bilbao entre los turistas, Iturriza Taberna.

Esta es su historia:

  • La primera empresa de Iturburu nació poco después de terminar la carrera en 1999. Junto con otros dos compañeros de clase, Pernan Goñi y José María Martínez «Hafo», puso en marcha primero un grupo artístico, Titanet, y finalmente una sociedad limitada, Animatu. «Nosotros hacíamos animaciones para Internet y, como artistas que éramos, teníamos dificultades para llegar a final de mes. Hafo vino un día diciendo que teníamos que montar una empresa porque había subvenciones y le hicimos caso. Todos habíamos aprendido a hacer webs por nuestra cuenta porque en esa época no había cursos. Aunque lo que más utilizábamos era flash, que nos permitía incluso hacer vídeos animados. No nos fue mal porque el mundo del arte se estaba digitalizando y había muchos concursos y becas que íbamos ganando», explicó.
  • Tras esta primera fase más artística, Animatu empezó a hacer productos más comerciales. Uno de ellos, la retransmisión en vídeo de eventos con ayuda de flash, fue prácticamente pionero en el mundo, y en videojuegos se encontraron con que había muy pocos profesionales capaces. «Contratamos a un informático y llegábamos donde pocos podían. Un día Mikel Urmeneta, el creador de Kukuxumusu, nos pidió hacer un juego sencillito con vacas que funcionara en cinco o seis terminales. Tuvo tanto éxito que Telefónica Móviles nos lo metió en su plataforma y llegamos a tener dos o tres millones de descargas en todo el mundo. Hay que tener en cuenta que entonces los juegos se pagaban con SMS premium y que había que adaptarlo para cada marca y modelo de móvil. Teníamos 60 ó 70 terminales para hacer pruebas en la oficina. A veces nos quedábamos noches probando móviles», explicó.
  • Animatu pegó un estirón tras este primer éxito, lo que exigió la entrada de capital riesgo. Pero cuando la empresa estaba preparada para ofrecer un paquete de juegos, apareció el iPhone, que revolucionó el sector. «Todo lo que sabíamos había dejado de servir. Teníamos que aprender otra vez a hacer las cosas e incluso los productos por encargo teníamos que adaptarlos a la nueva plataforma que se estaba convirtiendo en el estándar del mercado. No teníamos muy claro qué hacer y nos fuimos saliendo de la empresa. Yo entré en Arista y estuve varios años trabajando con ellos en design thinking de servicios, que básicamente consiste en analizar las interacciones entre una marca y sus clientes para optimizar esa relación, y en la internacionalización», explicó.
  • Terminado el periodo de trabajo con Arista, Iturburu regresó a Bilbao y tuvo, una vez más, que reinventarse. Y esta vez en un sector que no conocía: el de la hostelería. «Por una suma de casualidades, la vieja tienda de artículos religiosos de mis tíos se había convertido en bar y requería de alguien que lo sacara adelante. No tenía ni idea de este negocio, así que visité otros locales de la competencia en el Casco Viejo de Bilbao y fui apuntando lo que la gente pedía. Así me di cuenta de que lo que más se demandaban eran los pintxos. Después me trabajé una historia para el bar, lo arreglé con ayuda de mi hermano y fui aprendiendo poco a poco. Al principio lo pasamos muy mal financieramente y estuvimos a punto de cerrar. Pero hemos ido encontrando el modelo que funciona: ofrecemos un surtido de diez pintxos vascos por 15,90 y tenemos camareros que hablan francés. El 90% del público son turistas y en verano hemos llegado a vender más de 1.500 pintxos en un día», explicó.

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