Madrid Decide vs. Irekia

irekiaDos plataformas online de participación ciudadana compiten entre sí por captar a las administraciones españolas. Las dos son software libre y se pueden emplear gratuitamente. La más antigua, OpenIrekia, fue desarrollada por el Gobierno Vasco de Patxi López, y la más reciente, Consul, fue concebida al poco de llegar Manuela Carmena al Ayuntamiento de Madrid. ¿Cuál es la mejor? Las he analizado.


Consul:
– Está subida a GitHub, el principal repositorio internacional de software libre. Requiere tener instalado previamente un servidor Linux con los programas Git, ImageMagick, Ruby 2.2.3, Bundler Gem, Ghostscript y PostegreSQL. Evidentemente, cualquiera no puede hacerlo.

– Sus autores originales son cuatro programadores y diseñadores autónomos reunidos por el concejal de Participación Ciudadana de Madrid, Pablo Soto, que es ingeniero él mismo. Uno de los desarrolladores es activista de Podemos.

– La participación está restringida, en función de diversos niveles, a personas verificadas con su DNI, móvil e incluso presencialmente. En la mayor parte de los casos hay que demostrar ser residente en Madrid. Hay que reconocer que el desarrollo conceptual está muy logrado, aunque en sus primeros momentos dio no pocos problemas el hecho de que cualquiera, con solo disponer de un email, pudiera hacer propuestas.

– En la implementación original, la madrileña, hay un compromiso real de que las aportaciones mejor valoradas serán adoptadas por los políticos. En concreto, aquellas que superen el 2% del censo (53.000 personas) pasan a ser sometidas a «consulta popular» y, en caso de ser aprobadas, serán analizadas económica y legalmente para su puesta en marcha.

– Es una herramienta exclusivamente de debate, datos abiertos y transparencia. No se ha metido en más ámbitos.

– Además de en Madrid, se ha implementado en el Ayuntamiento de Oviedo. En el caso de Madrid, hay que reconocer que la participación está siendo relativamente elevada y las aportaciones son de calidad.

– En lo negativo, solo decir que me sorprende que se pueda apoyar iniciativas positivamente pero no negativamente. Además, hay un problema, intrínseco a este tipo de plataformas, que es el hecho de que mucha gente propone cosas muy parecidas, por no decir iguales. Reconocen estar trabajando en ello, aunque no va a ser fácil arreglarlo, aunque la tecnología semántica puede ayudar bastante.

OpenIrekia:
– La herramienta hay que descargarla de la web del Gobierno Vasco. Sorprende que no esté en GitHub directamente y sí a través de un fork (adaptación) de una asociación madrileña. Para instalarla hay que disponer de un servidor Linux con PostgreSQL y Ruby 2.1, muy similar por tanto a Consul. Hay más exigencias relacionadas con las búsquedas, los registros de los accesos y el streaming de vídeo, tres funcionalidades que se han cuidado en extremo y que a mi juicio se podrían haber ahorrado en favor de la simplicidad. Una ventaja a su favor es que cuenta con versiones para crear apps móviles.

– El desarrollo fue delegado desde el primer momento a una empresa de Bilbao llamada eFaber, especializada precisamente en el desarrollo bajo Ruby on Rails.

– Cualquiera se puede dar de alta y hacer propuestas con solo disponer de email. Esta es, a mi juicio, una de las grandes carencias de OpenIrekia. En su momento se prefirió facilitar la participación masiva en detrimento de su calidad.

– En la implementación original, la vasca, no existen compromisos con la ciudadanía, más allá de tener en cuenta lo que salga de Irekia. Ellos mismos lo reconocen: «Las aportaciones son analizadas y puestas en conocimiento de las personas del Gobierno con responsabilidades o competencias en cada materia para que tengan conocimiento de las mismas y, aquellas ideas que puedan ser aprovechadas por el Ejecutivo, pasen a formar parte del material de los grupos de trabajo que preparan, diseñan y elaboran las diferentes iniciativas, medidas y propuestas legislativas gubernamentales.

– Se ha excluido el open data y la transparencia de Irekia, que limita su ámbito de actuación a la «participación», aunque en un sentido un tanto particular. Y es que se concibió más como «canal de comunicación entre ciudadanía y administración» que como una herramienta democrática. De hecho, Irekia es ante todo una plataforma de comunicacion institucional (notas de prensa) que acepta comentarios de los usuarios. Y eso que el actual Gobierno Vasco la ha modificado para que su uso marketiniano no fuera tan descarado como lo fue en sus comienzos.

– Además de en el País Vasco, se ha implentado en el Principado de Asturias y en la región ecuatoriana del Carchi. En estos últimos casos han colaborado dos organizaciones privadas, la empresa asturiana Satec y la asociación madrileña aLabs, promovida por activistas del 15M. Supuestamente, OpenIrekia se ha utilizado también en los ayuntamientos de Bolullos de la Mitación (Sevilla), Arona (Canarias) y Quart de Poblet (Valencia), pero en estos dos últimos casos no existe constancia de que la estén empleando actualmente. La participación es reducida, especialmente si se compara con la plataforma madrileña.

A modo de conclusión diría que, al margen de las cuestiones meramente técnicas, el planteamiento de Consul me parece mucho más robusto. Es algo lógico si tenemos en cuenta que Irekia nació dentro de una campaña de marketing, que incluía un costosísimo evento de presentación, y de la mano de una persona sin experiencia alguna en estas lides, salvo la gestión del blog del lehendakari.

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