Lo de Carlos Barrabés se veía venir

El empresario Carlos Barrabés es noticia por su imputación en el caso Begoña Gómez, por corrupción en los negocios y tráfico de influencias, tras haber reconocido varias reuniones personales con el presidente del Gobierno de España. No me ha sorprendido mucho porque el copropietario de Barrabes.biz, junto con sus hermanos José y Arturo, hace tiempo que jugaba con el fuego de la consultoría para administraciones públicas, muy rentable pero también inestable y sujeto a procesos de contratación no siempre impolutos. Y ésta no es precisamente la primera vez que ha tenido problemas.


Los hermanos Barrabés heredaron un bazar paterno y lo reconvirtieron en una tienda de ropa y artículos deportivos de invierno. El negocio se arrastraba más que otra cosa. Hasta que un buen día un directivo de Microsoft en España, Luis Martín, descubrió a Carlos Barrabés en una charla y decidió que ese joven de un pueblo aislado de la montaña, humilde y sonriente, podía ser el centro de la campaña de marketing que la multinacional fundada por Bill Gates necesitaba para obtener protagonismo en Internet.

Hay que recordar que Microsoft había perdido el tren de la Red en sus primeros compases, pero que a finales del siglo XX decidió dar un cambio de estrategia y adoptarla casi como el centro de su negocio. Son los años de Internet Explorer, el Messenger, Outlook o la compra de Hotmail. De repente Microsoft había apostado todo o nada a lo que entonces se llamaba e-business y necesitaba cierto reconocimiento público.

Así fue como Carlos Barrabés y su modesta tienda de deportes de invierno se convirtieron de la noche a la mañana en el ejemplo a seguir para todas las empresas, en una especie de mito, en un ejemplo de libro de cómo construir un gurú. ¿Realidad o ficción? Una fortísima campaña de marketing de Microsoft llevó a todos a creer que Barrabés.com era el arquetipo mundial de cómo el comercio electrónico iba a transformar cualquier negocio, por muy pequeño que fuera.

Más allá de las apariencias, lo cierto es que la tienda online de artículos de montaña nunca fue especialmente bien. Sin aportar datos concretos pero con objetividad, en el libro «Sueños electrónicos» el periodista José Carlos Arnal reconoce que Barrabés estuvo a punto de cerrar varias veces en 1999 y que la venta por Internet nunca llegó a arrancar en serio porque los proveedores de los productos, generalmente marcas especializadas, no vieron con buenos ojos que un comercio español compitiera virtualmente con sus distribuidores de otros países. Así que boicotearon a la firma aragonesa.

La mejor prueba de que Barrabes.com nunca fue un negocio boyante es que su CEO diversificó casi desde el primer momento hacia la consultoría. Convertido en un icono del comercio electrónico de la mano de Microsoft, rápidamente se dio cuenta de que podía rentabilizar ese éxito asesorando a otros o impartiendo charlas. Así nacía Barrabés Next, que después se llamaría Barrabes.biz e incluso Innova Next y estaría centrado en la consultoría. Con el tiempo su CEO sería el propio Luis Martín.

Y le salieron bien las cosas, especialmente de la mano del Gobierno de Aragón, entonces gobernado por PSOE y PAR. Para dar contenido al centro tecnológico que estaba construyendo en Huesca, Walqa, una agencia pública concedió a Barrabés oficinas gratis y un contrato, adjudicado a dedo, de 1,5 millones de euros para compartir su experiencia con empresas de la región.

El favoritismo hacia esta compañía sentó muy mal tanto a la oposición, que llevó el asunto a las Cortes de Aragón, como a varias firmas de la competencia, que llegaron a conformar una asociación de damnificados. El Gobierno regional respondió que Barrabés era una empresa única que convenía apoyar hasta el extremo de concederle favores de forma directa.

Desde entonces a la consultora aragonesa le han caído todo tipo de contratos a nivel estatal y, de la mano del Icex, incluso internacional. Desde consultoría tecnológica y de negocio hasta aceleración de startups e innovación. La última tendencia, incluida la reciente inteligencia artificial, siempre ha tenido su propuesta de formación y coaching por parte de Barrabés. En Donostia llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para montar un centro de educación en diseño.

Su actividad la describe muy bien en su linkedin su ex director de innovación, Juan Pastor, que previamente había trabajado para la Junta de Extremadura: «Desde el área de innovación desarrollamos temas como: estrategia en innovación, emprendimiento innovador, asesoría en innovación para pymes, planes de generación de entornos innovadores en Ciudades, Comarcas, Provincias, Comunidades Autónomas…» Barrabés ofrecía cualquier cosa que estuviera subvencionada.

Desde el punto de vista de los ingresos es una decisión muy razonable porque las administraciones públicas son clientes no muy exigentes y que entregan el dinero con cierta alegría. Pero el peaje que hay que pagar es duro en términos de burocracia y relaciones, con todo lo que ello conlleva y el peligro de que lo que va bien con un partido político puede perderse si mañana gana otro las elecciones.

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