Las universidades públicas desaparecerán en diez años

Tras los medios y la cultura, que han sufrido una brutal transformación como consecuencia de su digitalización, es ahora el sector de la educación el que más va a sufrir los envites de Internet. Hasta el punto de que auguro para dentro de diez años la desaparición de todas las universidades públicas españolas, que serán incapaces de competir con las ofertas online.


Hay que tener en cuenta que hoy en día es posible obtener títulos de centros prestigiosos de EE.UU. a través de Internet por una módica cifra muchas veces inferior a los 100 euros. Son los MOOC (Massive Open Online Course). Sin olvidar tampoco que ya están surgiendo los primeros comparadores online de calidad y precio de universidades. ¿Se puede competir contra eso? Solo si se aporta valor añadido a través de la educación presencial.

¿Y aportan valor las universidades españolas? Prácticamente ninguna. Solo algunas privadas lo hacen y la práctica totalidad de las escuelas de negocios, que sí ofrecen una formación muy cercana a las necesidades del mercado laboral y facilitan unas posibilidades de relaciones de alto uso profesional.

Las que no proporcionen valor añadido desaparecerán. Nadie pagará varios miles de euros para acudir a unas aulas y recibir un título que no les ofrecerá ninguna ventaja real a la hora de buscar trabajo o crear una empresa. Solo lo harán si la formación les abre puertas y les aporta contactos. Para los otros, ya están Internet y sus universidades online.

¿Y qué va a pasar con los centros públicos? Veremos pronto descensos de matriculaciones, problemas presupuestarios y manifestaciones. Algunos profesores llegarán a pedir a las administraciones protección especial para sus universidades e incluso la prohibición de la formación online, siguiendo el modelo ‘taxistas contra Uber’.

Pero esta evolución no tiene freno, así lo que conviene empezar a hacer desde ya es buscar alternativas para las universidades públicas. Puede ser dotarlas de una reputación internacional que en España solo han conseguido las escuelas de negocios. Quizás la Universidad de Barcelona pueda salvarse por su tradición tecnológica y por la marca de la ciudad.

Otra opción es la investigación. Es decir, convertirlas en centros de generación de conocimiento que después sea aprovechable por empresas y sociedad en general. Esto se supone que ya sucede actualmente, pero los rankings internacionales tipo Jiao Tong (Shanghai) no dejan a las universidades españolas en muy buen lugar.

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