MOOC: la siguiente revolución digital afectará a las universidades

En los noventa trabajé en un grupo de prensa y, aunque ya se hablaba de la revolución de Internet, los que mandaban no se creían que eso realmente fuera con ellos. Los medios de comunicación ganaban mucho dinero y se creían a prueba de bombas. Hoy sonrío al recordarlo. Y creo que el mismo proceso de cambio que posteriormente han sufrido las discográficas y ahora está llegando a las productoras de cine, alcanzará pronto a las universidades y escuelas de negocios.


Al fin y al cabo, lo que venden también es inmaterial y está basado en la reputación ganada a lo largo de decenas de años. Es cierto que el complemento del contacto con los compañeros y con el profesor se difuminan relativamente en las aulas virtuales, pero también es verdad que el vídeo hoy en día ha alcanzado una calidad tal en Internet que hace prescindible a la presencia física.

Y lo más importante de todo: ya hay casos de éxitos y startups que están invirtiendo en el sector con el objetivo de revisarlo de arriba abajo. No me refiero solo a la UOC, la Universitat Oberta de Catalunya, sino también a herramientas como OpenCourseWare, a Khan Academy, a edX o a Udacity. Veamos estos casos.

Por una parte, están los sistemas MOOC, siglas de Massive Open Online Course. Se trata de plataformas que permiten organizar cursos que se ofrecen completamente por Internet. Hay varias características que identifican a un MOOC:
– Varios de sus cursos son gratuitos. El modelo de negocio es nuevo: cobrar por certificados o por participar en el examen, pero no por asistir a clase. En este sentido, se parecen mucho a un freemium.
– Los cursos son muy sencillos y accesibles. Se suele decir que suponen la democratización de la enseñanza. Los cursos son distribuidos, de tal forma que sus diversos elementos están repartidos por Internet.
– No replican en Internet la enseñanza tradicional sino que la reinventan para aprovechar todas las posibilidades de las tecnologías digitales.

Las empresas que han entrado en el mercado del MOOC son:

edX, un proyecto conjunto del MIT y de la Universidad de Harvard, los dos centros académicos más importantes de Boston. Se trata de una plataforma de enseñanza en la que hay cursos, un sistema de comunicación entre profesores y alumnos e incluso examenes. Lo mejor de todo es que las dos universidades están dispuestas a expedir diplomas a sus alumnos online.
Khan Academy, una plataforma de formación online basada en pequeños tutoriales en forma de vídeos de no más de diez minutos.
Udacity (también conocida como 21st Century University), una startup promovida por la Universidad de Stanford y que ofrece once cursos por Internet de informática, matemáticas y física. Uno de sus programas, de carácter gratuito, ha recibido 160.000 inscripciones a principios de este año.
Coursera, una plataforma promovida por ex profesores de Stanford que aspira a convertirse en un intermediario entre estudiantes y formadores online. Ha captado financiación por valor de 16 millones de dólares y sus últimos datos son espectaculares: 200 cursos, 33 universidades y 1,3 millones de estudiantes.
Instructure ofrece una plataforma de e-learning que funciona en la nube y que es completamente abierta. La usan ya más de 300 universidades y escuelas y tiene cuatro millones de usuarios. Su MOOC, recién estrenado, bautizado como «Canvas Network», incluye varios cursos gratuitos de economía, matemáticas, ingeniería y negocios de varias universidades.
FutureLearn, una iniciativa que agrupa a varias universitades británicas: Open University, Birmingham, Bristol, Cardiff, East Anglia, Exeter, King’s College London, Lancaster, Leeds, Southampton, St Andrews y Warwick.
CourseTalk, que es un agregador de todos los cursos MOOC que hay disponibles en la Red.

Este vídeo explica lo que es un MOOC:

Hay otras iniciativas interesantes centradas en el contenido:

OpenCourseWare, una plataforma de formación abierta que lleva funcionando unos diez años y que utilizan libremente estudiantes y profesores de todo el mundo.
Claco (Class Connect), una plataforma dirigida a profesores de educación primaria para que puedan compartir sus clases. Lleva 10 semanas en marcha y cuenta ya con 16.000 profesores inscritos.
Class2Go, otra iniciativa en la que participa Stanford. En este caso, se trata de una plataforma de código abierto para la educación superior online. Algo así como el ya clásico Moodle pero dirigido especialmente a apoyar a los profesores en sus labores, como si de un Google Analytics educativo se tratara. Además, sus contenidos son completamente interoperables, de tal forma que se pueden utilizar en cualquier plataforma. Stanford ofrecerá próximamente 2 cursos a través de esta plataforma en torno a energías renovables e informática.

Hay también diversas iniciativas que se parecen más al clásico e-learning. Lo novedoso es que en los últimos tiempos están buscando fórmulas para que los propios alumnos pueden ayudarse entre sí mismos, siguiendo un modelo P2P, prescindiendo por tanto de los profesores y de la propia institución. Son los Learning Management Systems (LMS), que facilitan la comunicación y la ayuda entre alumnos, la realización de trabajos conjuntos e incluso la compraventa de todo tipo de artículos, como libros o incluso apuntes. Son una especie de redes sociales para estudiantes y, en algunas de ellas, también para los profesores. Las más divertidas han incluido sistemas para puntuar la calidad de los profesores y otros elementos que convierten el estudio en algo parecido a un juego. Los casos más interesantes son los siguientes:
Studyhall
OpenStudy
Brainly, que en España opera como MisDeberes.es
Koofers
Lore, la más conocida en estos momentos gracias que que Peter Thiel, que es profesor de Stanford, figura entre sus accionistas.
– Intercambio de apuntes: Flashnotes (intercambio de apuntes) y NoteHall.com
Blackboard, que se ha convertido en un clásico.

Hay otras iniciativas varias en este ámbito, como Clever, que facilita la gestión de los diversos datos académicos de los alumnos en el marco de lo que hoy se denomina «big data».

Evidentemente, hay mucho movimiento en este terreno y todo indica que el negocio de la formación online está a punto de explotar. ¿Sustituirá a las universidades y escuelas de negocios tradicionales? Hasta cierto punto, sí. Sus precios son muy elevados y las administraciones públicas cada vez tienen menos fondos para financiar la educación. Se va a producir una democratización (y universalización) de la educación de calidad.

Además, la distribución de contenidos formativos por Internet es mucho más eficiente que en las aulas. Los vídeos de Khan Academy se utilizan ya en muchas escuelas de California. Y hay sistemas, como Udacity o Coursera, que generan mucha mayor disciplina, al exigir un seguimiento constante de la evolución del alumno.

Lo único que no proporcionan estas plataformas es el networking y cierto grado de investigación en ámbitos técnicos. Pero mucho me temo que las carreras de letras van a sufrir una transformación radical. Creo que en no más de diez años la mayor parte de los alumnos de carreras de este tipo estudiarán por Internet.

¿Qué futuro les espera a las universidades españolas con este panorama? Uno muy negro. En primer lugar, porque son de muy baja calidad (ver el ranking de Shanghai), con lo que al competir con las mejores del mundo, la demanda se va a decantar claramente por la oferta foránea. Y en segundo lugar, porque son auténticos dinosaurios incapaces de evolucionar.

Quizás algunos profesores sean capaces de adaptarse, de manera individual, pero los centros académicos españoles van a sufrir una convulsión sin precedentes. Veremos un descenso constante de alumnos, aulas vacías y profesores que empezarán a engrosar las filas del paro.

Este es un interesante vídeo en el que Javier Celaya explica lo que son los MOOC:

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