La lección catalana (de marketing)

Si algo me está gustando de todo este «conflicto» entre catalanistas y unionistas es el uso del marketing por parte de los independentistas. Desde un punto de vista de comunicación, tanto hacia su comunidad como hacia el extranjero, sus dos targets, las acciones desplegadas rozan la perfección y se merecerían un premio.


Estas son las iniciativas más interesantes que han desplegado los independentistas:
– Uso masivo de Whatsapp como herramienta de movilización y de coordinación. El mismísimo auto de encarcelamiento de los presidentes de Omnium y la ANC menciona varios mensajes recabados de esta red social. Y de la capacidad de Whatsapp como herramienta de movilización, con mensajes teóricamente enfocados a diversos públicos de Cataluña que envía gente del entorno no necesariamente políticos, ya se ha hablado anteriormente.

– Apertura y transparencia de las comunicaciones principales lanzadas al exterior. Los independentistas saben mejor que nadie que la vinculación con su target es previa a la movilización del mismo y que hoy en día eso pasa por desnudarse. Esta apertura ha llegado incluso al Gobierno español, que se ha visto obligado, de manera inusitada, a publicar las cartas que enviaba al president Puigdemont.

– Amplio uso de las redes sociales y especialmente Twitter y Facebook. Ahí están los más de 100.000 seguidores en ambas plataformas de Omnium Cultural o los los 1.785 retweets que alcanza de media cada tweet de Jordi Cuixart.

– Uso de Internet para recabar dinero, táctica que utilizó con éxito el primer Obama y que ha copiado al pie de la letra Omnium.

– Estrategia de hashtags. Cada iniciativa de los independentistas ha venido acompañada del correspondiente título para buscar un mensaje coherente en una era dominada por la brevedad de los 140 caracteres de twitter. Desde #helpcatalonia hasta #llibertatjordis.

– Implicación de influencers. Ahí está Julian Assange, alias «Wikileaks», apoyando la posición independentista desde su cuenta de Twitter, hasta el punto de colocar una foto de Barcelona para ilustrarla. Por no hablar del Barça, que llegó a cerrar su campo para llamar la atención al mundo. No hay más que ver también lo bien que se está manejando la Generalitat con los corresponsales extranjeros en España.

– Uso de Youtube y de la viralidad. Ahí está el vídeo ucraniano, que por la actuación de la protagonista se puede calificar también como «marketing emocional», como colofón de todas las acciones independentistas. Sin olvidar tampoco el hecho de que los Jordis tuvieran un vídeo grabado antes de ir a ver a la juez, ante la posibilidad de que fueran encarcelados. Su dominio del medio es evidente.

– Postverdad. Lo que antes se conocía como manipulación, una táctica típica del marketing, ha tenido también numerosos ejemplos en el procés y especialmente cuando a los independentistas les ha interesado vender la imagen de victimismo, de que Cataluña estaba siendo reprimida. Es por cierto, lo que más éxito ha tenido cara al target internacional.

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