La cuna del acero

Darío de Regoyos - Altos hornos de Bilbao
Darío de Regoyos – Altos hornos de Bilbao (Photo credit: Wikipedia)

«Ahora vendo la mitad que hace diez años», reconoce María Acillona, propietaria de un almacén que abastece a los comercios de la margen izquierda del Nervión con productos para tiendas de confección infantil. Aunque las cunas se siguen fabricando en acero, el material que catapultó a esta comarca vizcaína a los primeros lugares de las listas de producción industrial y de inmigración de España, el declive es ahora ahora patente. El cierre de Altos Hornos y su sustitución por una miniacería reducirá aún más los niveles de empleo.


Barakaldo, ciudad que una enciclopedia de los setenta aún definía como «populoso municipio industrial del Gran Bilbao que cuenta con un potente grupo de altos hornos», ha visto descender su población sustancialmente en los últimos años. Aunque el mismo fenómeno se ha producido en todas las localidades de la margen izquierda, su caso es el más remarcable.

En 1978 Barakaldo aún contaba con 123.178 habitantes, que habían descendedido hasta los 113.502 para 1988, de los que solo quedaban 103.594 para 1994, incluyendo los 3.500 perdidos tras la desanexión de Alonsotegi. Este declinar ha hecho saltar las alarmas municipales: «En un par de años podríamos tener menos de 100.000 habitantes y, a partir, de esa cifra, se reducen mucho los fondos públicos».

La misma inquietud existe en Bilbao Metrópoli 30. Su director general, Alfonso Martínez Cearra, advirtió en marzo, durante la presentación del informe de progreso, que el descenso poblacional de la comarca supondría una disminución de su importancia económica y política. Cearra anunció que el Gran Bilbao había bajado por primera vez del millón de habitantes y había pasado a ser la cuarta metrópoli española, ya por detrás de Sevilla.

Además, la población que se queda en Barakaldo es cada vez más anciana. El porcentaje de personas mayores de 18 años ha pasado de suponer el 32% en 1978 a solo un 24% en 1995. «Los matrimonios jóvenes ya no encuentran trabajo en Barakaldo y prefieren vivir en otros sitios más agradables», explica un antiguo residente de esta ciudad.

Los efectos de este envejecimiento no solo los sufren los vendedores de cunas. Sofía Jiménez, propietaria de una tienda de juguetes, reconoce sus dificultades para vender en Barakaldo: «No hay dinero porque mucha gente está jubilada anticipadamente o en regulación de empleo». En los comercios de calzado infantil la queja es similar. «Ha bajado especialmente la venta de zapatos para niños. En los números superiores se nota menos la crisis», afirma Mari Carmen Fernández, propietaria de una tienda de este tipo.

Por el contrario, los establecimientos habituales de personas de mayor edad tienen un relativo éxito en Barakaldo. Eustat estimó en 1991 que en Barakaldo había siete bares por cada 1.000 habitantes, una cifra muy superior a la del resto del País Vasco: 5,3. Es curioso dato se debe, según Andoni Pascual, secretario de la patronal del comercio de Bizkaia Cecovi, a que los primeros despedidos de las grandes empresas se han recolocado como taberneros. «La Administración se equivocó incentivándoles a que invirtieran en esos negocios. Ahora muchos están cerrando», añade.

Cecovi ha calculado que en el último trimeste de 1994 y en el primer mes de 1995, las ventas disminuyeron en el 67% de los comercios vizcaínos. «En la margen izquierda esa tendencia ha sido general», añade. No obstante, Pascual matiza que estos resultados tan negativos se han producido en un contexto de recesión y de apertura de nuevos centros comerciales que quitan ventas a los pequeños.

La construcción también se ha visto afectada por la crisis de la industria siderúrgica. No solo se edifican menos pabellones sino que también la edificación de viviendas se ha reducido. Así, en Barakaldo solo el 1,1% de las casas se han levantado desde 1981, lo que contrasta con el 7% en el resto del País Vasco, con datos de Eustat.

La futura miniacería de Sestao, el derribo de la cabecera de Altos Hornos y el nuevo superpuerto han provocado un ligero incremento de la construcción en la comarca. Sin embargo, los 300 trabajadores que ocupará el nuevo horno no podrán compensar los otrora 200.000 que trabajaron en los buenos tiempos de AHV. Si en 1975 dos tercios de la población ocupada de Barakaldo estaba empleada en la industria, hoy solo lo está el 45%. La nota más positiva la pone el sector servicios, que se va a ver muy reforzado con la apertura del mayor centro comercial del norte de España, Max Center.

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