Iñaki de la Fuente (Check): «El emprendedor solo debe desarrollar el producto después de escuchar a sus clientes»
|Para cuando Iñaki de la Fuente (Bilbao, 1994) empezó a estudiar en la Cámara de Bilbao ya llevaba años vendiendo aspiradoras. Posteriormente estaría siete años en Heineken, donde conoció el sector de la hostelería, al que se dirige ahora como emprendedor. En Check, su startup, da mucha importancia precisamente al conocimiento del cliente antes de desarrollar producto.
Esta es su historia:
- De la Fuente empezó a trabajar con 16 años. Una vendedora de aspiradores vino a la casa de sus padres y él aprovechó para preguntarle si él podría hacer lo mismo. «Me dijo que me pasara por la oficina y allí me fui. Me contrataron para hacer demostraciones de dos horas y media casa por casa. Me acompañaba mi padre en coche, porque el aparato pesaba diez kilos, y vendía unas cuatro al mes. Las comisiones las ahorraba. Después trabajé como recepcionista de un hostal y organizando ferias. Siempre he disfrutado del trabajo y creo que vida profesional y personal deben coexistir. Estas experiencias me han ayudado mucho a entender que a la hora de emprender es importante sentarse con el cliente para escucharle y, con ese conocimiento, empezar a desarrollar el producto. No al revés», explicó.
- Después de estudiar, De la Fuente empezó a trabajar en Heineken, multinacional en la que ha podido conocer el mundo de la hostelería y el de la tecnología. Después de siete años como empleado por cuenta ajena se dio cuenta de que quería emprender. «Cuando se lo comuniqué, mi jefe me dejó tomarme unas semanas para pensármelo mejor pero lo cierto es que con un fin de semana me fue suficiente para darme cuenta de que ya tenía el veneno del emprendimiento dentro. El cuerpo me lo pedía y era consciente de que, con 27 años, era el mejor momento. Me junté con un amigo ingeniero, Pello Intxausti, con el que ya tenía una sociedad de inversión (Fresno Asset Management) y creamos Check, que vende software para hostelería. Tratamos de resolver un déficit que tienen actualmente los restaurantes: la necesidad de tener un camarero que gestione los pedidos, con todos los atascos que eso implica», explicó.
- Check nació con fondos aportados por los socios y con un préstamo, dinero que voló en poco tiempo. Después han entrado más socios en dos rondas, los primeros solo con un producto mínimo viable muy básico. «Hemos desarrollado un producto que permite recoger las comandas de los clientes e integrarlas en el sistema de gestión del restaurante, además de tramitar el pago. Sin olvidar que aportamos información para incrementar el ingreso medio por pedido del hostelero. Nos dirigimos a empresas que ya tienen una cierta evolución digital y ya hemos captado a algunos grandes como Ñam, Orenes o Perretxiko. Hemos invertido hasta el momento medio millón de euros y ahora estamos cerrando una ronda de entre 700.000 y un millón de euros, a una valoración de 4,5 millones, para escalar de una manera más contundente. Vendemos la instalación y luego cobramos por el mantenimiento y una pequeña tasa por cada pedido», explicó.