In Memoriam: Pepe Cervera y Angel Cortés

Este sábado moría, víctima del cáncer, el amigo y periodista científico Pepe Cervera. Hace tres años fallecía por la misma enfermedad otro compañero y pionero de Internet en España, Angel Cortés. El primero, madrileño, había creado, entre otras cosas, la web Baquía, mientras el segundo, catalán, había puesto en marcha Noticias.com y su sucesor, Noticiasdot.com.


Los dos eran probablemente los mayores influencers españoles de la Red en los noventa, cuando escaseaban los internautas, la mayoría navegaban solo con texto y había muy poca gente que creyera en la comunicación digital. Cervera y Cortés creyeron firmemente en lo que entonces se llamaban las autopistas de la información, no tanto porque fueran muy rápidas (el módem más rápido no pasaba de 56 kbps, mil veces menos que la conexión media de fibra actual) como porque permitían cruzar el mundo a la velocidad de la luz.

Sus vocaciones, y cierto activismo, se pusieron en marcha por vías muy distintas. Cervera, que antes que periodista había sido paleontólogo en Atapuerca, empezó a escribir sobre Internet como becario de Cinco Días y pronto sería el redactor especializado en la materia. En agosto de 1995 preparó, junto a Rosalía Lloret, un artículo titulado «Internet, la anarquía organizada. Cómo funciona la semilla de las futuras autopistas de la información». No fue la primera mención a la Red en la prensa española, pero sí una de las decanas.

Solo un mes después, en setiembre de 1995, Angel Cortés creaba un boletín de noticias sobre la Red que enviaba por email a los clientes del proveedor de acceso Intercom. Se llamó Noticias Intercom y, en febrero de 1996, se abrió a todos los internautas y pasó a convertirse en un clásico para todos los internautas de la época. Es con su versión web cuando empieza a llamarse Noticias.com

Pese a haber comenzado en la Red casi a la vez, sus vidas apenas se cruzaron. Cervera, periodista de pura raza, vivió y sufrió de lleno la burbuja de las puntocom en el marco del proyecto Baquía, una especie de Cinco Días centrado en las startups, que comandó con dinero de otros que cortaron el grifo de la noche a la mañana. Cortés, más alejado entonces del cogollo por su residencia en Barcelona, también fue despedido de su proyecto por sus socios capitalistas, pero siguió escribiendo y emprendiendo. En su curriculum figuran hasta cinco webs distintas.

La muerte de Cervera generó rápidamente un trending topic en Twitter y se ha plasmado en más de una decena de artículos póstumos de algunos de sus amigos y discípulos, como Javier F. Barrera, Pedro de Alzaga, Jordi Sabaté, Antonio Delgado, Pablo Oliveira, Melisa Tuya o Nacho Escolar. La de Cortés, por el contrario, pasó relativamente desapercibida, salvo para un par de medios catalanes, Vilaweb y Nació Digital. Yo, que tenía una excelente y hasta cariñosa relación con él, no me enteré de su fallecimiento hasta años después.

Cervera, un excelente networker, había tejido una tupida red de relaciones, muchas veces de bar, que incluye hoy a poderosos directores de medios de comunicación, a políticos, a emprendedores y a un sinfín de periodistas. Cortés, sin embargo, quedó relativamente apartado de estos círculos mediáticos y más unido a la Internet más profunda de los hackers y los tecnólogos.

Pocos son hoy conscientes de lo mucho que los internautas les debemos a los dos, que con su divulgación, presión política y cierto idealismo, que en su momento se conoció como «tecno-optimismo», ayudaron a configurar y a mantener libre la Red que hoy conocemos. Sin la labor de estos dos pioneros, es muy posible que hubiéramos sufrido una mayor censura y que los viejos lobbys hubieran impuesto su criterio para impedir el desarrollo económico de Internet del que hoy disfrutamos.

Basta recordar que Cortés fue uno de los miembros de Fronteras Electrónicas, una asociación que en los noventa luchó para mantener la esencia libre de la Red y la democratización de la misma. Cervera, siempre con cierta discreción, ha mantenido batallas constantes en favor de Internet, muchas veces en contra de los viejos medios. Véanse algunas cosas que les contó a los senadores de la Comisión de Redes Informáticas allá por 1998 (¡hace 20 años!):

Lo verdaderamente revolucionario de Internet, en realidad, es su capacidad como medio de comunicación que baja radicalmente las barreras de entrada; es decir, que cualquier persona con un mínimo de base económica puede publicar, con un ámbito mundial, cualquier cosa que le parezca oportuna. El aspecto realmente revolucionario es la posibilidad que da a los individuos de publicar información sin necesitar una gran cantidad de capital para iniciar esta actividad.
Por otra parte, también ocurre que esta misma capacidad hace que se puedan poner en contacto gentes de distintas partes del mundo, formándose grupos no basados en la geografía o en el hecho de que se conozcan personalmente, sino únicamente en las afinidades personales.

En una empresa como Microsoft sus activos son fundamentalmente las cabezas de sus programadores. Mientras que una empresa como Altos Hornos tiene unas instalaciones que valen dinero, Microsoft no tiene instalaciones que valgan dinero, lo que tiene es un grupo de programadores y una forma de hacer que esos programadores trabajen juntos; pero el conocimiento —que es el auténtico valor de la compañía— está en las cabezas de esos trabajadores. Esto impone también un cambio en la forma de gestionar la empresa, porque esos activos —que son absolutamente intangibles— no aparecen en el balance de la compañía y, aparte de no aparecer en el balance, en cualquier momento pueden ser fichados por la competencia, luego hay que cambiar la forma de gestionar tanto a los trabajadores como a la propia empresa. Cuando una empresa depende de que sus programadores no se le vayan tiene que mimarlos mucho, con lo cual cambia la relación laboral.

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