Iker Barón (Isfa): «Emprendí porque quería ser dueño de mi tiempo»

Iker Barón (Vitoria-Gasteiz, 1977) estudió económicas en Deusto y trabajó varios años en banca privada y de inversión en Morgan Stanley, Bankinter, Barclays y Banif. Hasta que en 2012 decide ponerse por su cuenta para ser dueño de su tiempo, primero como gestor de patrimonios y finalmente con un ambicioso proyecto de plantación y explotación de almendros, Iberian Smart Financial Agro (Isfa).

Esto es lo más interesante que nos contó en la entrevista que le hicimos:

  • Barón iba a ser padre y quería poder controlar el tiempo que dedicaba a sus hijas. Además, llevaba tiempo queriendo salir de su círculo de confort y poder asesorar financieramente por sí mismo. «Tenía ofertas para trabajar para terceros, pero prefería hacerlo para mí mismo. Conseguí que varias familias me cedieran la gestión de sus patrimonios, que inicialmente invertía en activos financieros y después también en inmobiliarios, industriales y corporativos. Incluso nos metimos en el mundo de la inversión en startups para diversificar. Así entramos en firmas de ciberseguridad (Alias Robotics), domótica, reciclaje o digitalización (Parkinglibre). Buscábamos sectores que iban a ser ganadores en próximos años con la intención de ayudarles a crecer. Nos gusta ser activos con nuestras invertidas», explicó.
  • La diversificación más radical de Barón vino de la mano del mundo agrícola. Sea porque él es de familia de patateros o porque los números que hizo le salían bonitos, se involucró en un proyecto de plantación de almendros en España y Portugal. «No encontraba fondos de inversión para diversificar en el sector agro, salvo alguno relacionado con bodegas. Unos socios me hablaron de los almendros, que es un producto escalable y muy transparente por la importancia que tiene en EE.UU. Creamos un vehículo de inversión, el primero de este tipo en productos secos, al que se apuntaron varios family office e invertimos 20 millones en 2020 que en 2021 hemos duplicado y que ya está atrayendo a gestoras internacionales. Para finales de año tendremos 2.500 hectáreas plantadas y queremos llegar a 8.000. Hemos automatizado gran parte del proceso, además de introducir tecnología para reducir el consumo de agua», explicó.
  • De ser un experimento, Isfa se ha convertido en el centro de la actividad de Barón, cuyo equipo dedica actualmente casi el 90% de su tiempo a los almendros. Eso incluye desde buscar terrenos hasta organizar los procesos de plantación y recolección hasta la interacción con los inversores. «Es un modelo muy parecido al fotovoltaíco de 2008 en cuanto hacemos proyecciones de ingresos a 25-30 años. La rentabilidad es muy alta: con un modelo conservador llegamos al 14% anual. Nos afectó mucho el covid pero nos hemos repuesto. Tenemos ya a más de 15 personas dedicadas a este negocio. Ahora estamos recibiendo ofertas incluso para ser la pata agro de algunas gestoras nacionales y nos están empezando a copiar. Estamos corriendo mucho porque el factor limitante son las buenas tierras. Y cuando terminemos con el almendro quizás vayamos a por otros frutos secos. Al centrarnos tanto en Isfa, hemos parado las inversiones en startups, pese a que nos siguen llegando oportunidades interesantes, sobre todo en Euskadi, Madrid y Valencia», explicó.

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