Galo Alvarez (Whitehole): «Invertimos en sectores con poco glamour pero con alta rentabilidad»

Galo Alvarez (Getxo, 1980) estudió en la Comercial de Deusto y trabajó como financiero para Unilever antes de recalar en la consultora bilbaína B+I. Actualmente es director de inversiones de Whitehole, una sociedad creada por la familia Ormazabal para diversificar su patrimonio. «Invertimos en sectores con poco glamour pero con alta rentabilidad», explica.

Esto es lo más interesante que nos contó en la entrevista que le hicimos:

  • Whitehole nace en 2015 para diversificar el patrimonio de la familia Ormazabal, propietaria de Velatia. Por ese origen industrial, la mayor parte de sus inversiones se dirigen a empresas convencionales en lo que se denomina «capital-crecimiento». «Con el tiempo han entrado también otras familias industriales vascas y hemos ido disponiendo de más fondos para invertir», explicó.
  • Whitehole invierte en empresas de cierto tamaño, que ya generan un ebitda de entre 2 y 6 millones de euros con un margen promedio del 25%. Son empresas auditadas que son líderes de nicho o que pueden aspirar a ello y a las que enchufan entre 5 y 7 millones para que crezcan, con el fin de venderlas en cinco años con un retorno de entre el 15 y el 20%. «A diferencia de otros fondos, nosotros aspiramos a tener posiciones mayoritarias en los consejos y somos muy activos en todas las decisiones. Ayudamos a optimizar la gestión o la producción», explicó.
  • Whitehole ha hecho hasta el momento cuatro inversiones: MEK (firma de componentes de automoción líder de nicho en mecanizado de bridas para aire acondicionado), Dagu (segundo productor de huevos de España), Atxukarro (grupo vasco de alquiler y montaje de andamios para rehabilitaciones) y Jalsosa (esponjas para residencias y hospitales). «Invertimos en cosas de poco glamour», reconoció.
  • Whitehole es especialmente exigente a la hora de negociar los precios de compra. No acepta ninguna operación en la que se pague más de 4,5 veces el ebitda, lo que explica en gran medida por qué no invierte en startups tecnológicas. «No nos gustan por el precio. Las valoraciones son más bien para que el fundador no se diluya», explicó.
  • La única excepción es Naizfit, startup que nació en el seno de Whitehole, como si de un venture builder se tratara. Pero a su éxito, es un caso excepcional que tampoco quieren repetir para que no les desenfoque. «Vimos que había una oportunidad con las tallas en el comercio electrónico y nos pusimos a buscar un emprendedor que pudiera liderar el negocio. Entrevistamos a 21 personas y nos quedamos con el que podía coger el negocio como si fuera propio», explicó.
  • ¿Cómo les llegan las oportunidades de inversión? La mayoría llaman a la puerta, hasta el punto de que examinan 400 al año, aunque solo invierten en una o dos. ¿Cómo las seleccionan? Analizan los registros mercantiles y datos de diversas fuentes como Nielsen que les ayudan a anticipar tendencias. «Ahora mismo nos interesan sectores como el de los matarratas, metalográficas (impresión de latas) o el tinte de pelo (tendencia de envejecimiento de población)», explicó.

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