El futuro de Telecable, R y Euskaltel

euskaltel-logoActualmente tan sólo quedan tres operadores de cable independientes de las grandes compañías a nivel estatal. La vasca Euskaltel, la asturiana Telecable y la gallega R son las única que quedan de aquella proliferación de empresas «cableras» regionales (Madritel, Menta, Supercable, Able, Canarias Telecom, que formaron Auna, Retecal, la navarra Retena, Reterioja) que acabaron absorbidas por Ono.

Pasada aquella época de compras, Ono fue desplegando su red sin esperar a que estas pequeñas compañías cayeran en su poder. La compra de Ono por parte de Vodafone ha acabado definitivamente con esa posibilidad, puesto que Vodafone ahora también tiene su despliegue de fibra, incluso duplicado en varios puntos, y no necesita adquirir nuevas redes. La decisión de Orange  de comprar Jazztel y su red de fibra elimina otro posible comprador.

¿Qué opción les queda a estas pequeñas cableras? De momento, tras la espantada de la banca debido a la penalización en sus balances de las inversiones industriales, las tres han acabado en manos de fondos de capital riesgo: CVC (100% 70% de R), Carlyle (85% de Telecable) y Trilantic e Investindustrial (48% de Euskaltel).

Ahora se conoce que en 2013 Telecable decidió dar un superdividendo a sus dos accionistas (Liberbank conserva el 15%) con cargo a unas «reservas por fusión». A pesar de tener pérdidas netas de 6 millones, los accionistas acordaron que la sociedad les ingresase 209 millones de euros. Como lógicamente ese dinero no estaba en caja, «el endeudamiento con entidades de crédito se multiplicó casi por diez, pasando de 23 millones al cierre de 2012 a 220 millones de euros en 2013, de los que 208 millones son a largo plazo». Suena más bien a vaciar la sociedad, dejarla con un nivel de deuda comparable con otras del sector y así preparar su venta.

Telecable es la más pequeña de las tres cableras. Sus ingresos fueron de 133 millones, frente a los 242 millones de R. Respecto al resultado operativo, frente a los 60 millones de la asturiana, el de la gallega fue de 92 millones. Aunque el último traspaso accionarial en R se hizo valorando el 100% en 450 millones (sin incluir deuda), analistas lo elevan a 565 millones, frente a 270 de Telecable.

Queda hablar de Euskaltel, la más grande de las tres, tanto que Alberto García Erauzkin dijo que R y Telecable unidas «son como Euskaltel, aproximadamente«. Ingresos de 321 millones, resultado operativo de 155 millones y neto de 50 millones. Esto significa que podría liderar perfectamente el proceso de concentración en un esquema 50% Euskaltel, 30% R y 20% Telecable. Para Kutxabank sería una ocasión perfecta para desinvertir, puesto que si ahora si su 49% de Euskaltel tiene sentido, no lo tendría un 25% del nuevo grupo al quedar totalmente fuera del poder de decisión. Bien es cierto que la desinversión podría no ser inmediata, sino con opción de venta a futuro.

Ahora bien ¿quién protagonizará la concentración? Los fondos de inversión ya han cumplido sus ciclos habituales en los tres operadores y lo lógico es que fuera otro con mucho músculo financiero el que tomara el relevo. ¿Será el que compre Yoigo, el operador móvil que se ha quedado «compuesto y sin novia» y con un intermitente cartel de «se vende» desde Suecia? ¿Será el nortemericano Liberty Global, el mayor operador de TV por cable del norte de europa que ya pujó por Ono? ¿Será Carlos Slim, el magnate mexicano propietario de América Móvil, archirrival de Telefónica en Latinoamérica y que ya está en Europa vía Austria Telekom (tras fracasar en la holandesa KPN)? ¿Será Hutchinson Whampoa, el gigante de Hong Kong que ya está en seis países europeos y ha comprado a Telefónica su negocio en Irlanda?

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