FacePhi responde

facephiTres días ha tardado FacePhi en responder a las críticas recibidas primero de El País y después de los propios accionistas, que han vendido masivamente desde el domingo. Y lo ha hecho a través de una agencia de relaciones públicas de Madrid, que se ha encargado de redactar un «argumentario» que después ha enviado a la prensa.


El argumentario aparece firmado por Salvador Martí, el presidente de la compañía de seguridad informática, y no lo reproducimos porque el encabezado lo describe como «documento interno». Sea como fuere, estos son las principales «aclaraciones» que incluye:

– Los proyectos para clientes que cita El País pertenecían a F7 Corporation, «una compañía anterior a FacePhi que ya no existe ni tiene ninguna vinculación con la actual». Esta circunstancia me hace pensar que la estrategia seguida ha sido cerrar F7 Corporation con sus correspondientes deudas y vender la tecnología que había desarrollado a una compañía de nueva creación sin créditos, FacePhi. De ser así, estaríamos ante una posible «sucesión de empresas».

– FacePhi nunca ha dicho que los proyectos para clientes de F7 Corporation fueran acuerdos cerrados. Acusa a El País de faltar a la verdad, en este sentido.

– La información publicada en el documento de salida a bolsa (el DIIM) siempre ha estado a disposición de todos los posibles accionistas. Este es el argumento que se ha repetido por activa y por pasiva y que traducido al castellano coloquial es algo así como «lo que se da no se quita, haberte leído la letra pequeña» o «nosotros hemos sido transparentes, así que el tonto es el accionista que compró sin saber bien lo que compraba». Esto me recuerda mucho a las preferentes, que también contaron con el visto bueno de la CNMV, ese organismo público (!) que se está cubriendo de gloria en los últimos tiempos.

– Sobre la venta de acciones por parte del presidente y vicepresidente y «otros dos accionistas de referencia», FacePhi insiste en que la responsabilidad es del banco que gestionó la emisión, Inversis. «Permite a los accionistas de FacePhi vender títulos a la compañía para facilitar la contratación de los títulos en el mercado, a pesar del lock-up voluntario de un año». Todavía no entiendo cómo las autoridades españolas han autorizado esta operación y el documento que la respaldaba. Es decir, que todo es legal, pero no deja de ser digno de un país de pandereta.

– Presidente y vicepresidente no se llevaron 290.000 euros por la venta de acciones sino 235.000. La diferencia entre una cantidad y la otra se la quedó, al parecer, FacePhi, con lo que esta operación ha servido para incrementar el dinero captado con la salida a Bolsa.

– Sobre la «activación» de los gastos operativos y de compra de tecnología la compañía insiste en que son inversiones vinculadas directamente con el desarrollo del negocio y por tanto su conversión en «gasto amortizable» es legal. Esto ya he comentado que me parece lo menos interesante, pues es una práctica habitual en startups.

– Para mí lo más relevante es si la tecnología de FacePhi es puntera. El argumentario también habla de este aspecto, pero no me termina de convencer. Dice por una parte que FacePhi es «uno de los únicos cinco fabricantes del mundo que desarrollan esta tecnología», un dato que no se mencionaba en el folleto de salida a Bolsa. ¿Y qué le diferencia de sus otros cuatro competidores? La respuesta es «un precio más competitivo». Mal planteamiento, a mi juicio. Lo que esperaba haber leído es algo así como «nuestro sistema es capaz de identificar el 99,99999% de las caras, pero la competencia solo lo hace en un 97% y como prueba aporto este informe de IDC que destaca nuestra tecnología». Sospecho que FacePhi necesita un director comercial de alto nivel, porque a precio lamentablemente no van a vender ni un churro.

– Por otra parte, se habla de la protección del «algoritmo de reconocimiento facial» sin mencionar patentes sino «propiedad intelectual». Sospecho que se refieren únicamente a lo mismo que se apuntaba en el folleto de salida a Bolsa: que se ha registrado una marca y un dominio de Internet, lo que evidentemente no aporta mayor seguridad que la de que a uno no le copien el nombre comercial. Es verdad que en España no se pueden patentar algoritmos, pero en EE.UU. sí. Espero que lo hagan en el futuro.

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