Emprendedores sinvergüenzas

Con todo ese tecno-optimismo del que nos hemos imbuido y la sacralización del emprendedor tecnológico y del business angel que le ha acompañado, sorprende encontrar ahora casos de creadores y financiadores de startups que son tan o más sinvergüenzas que los empresarios más tradicionales. Y hay casos como para escribir un libro, por lo que voy a centrarme solo en los más relevantes.


Sea como fuere, está quedando claro que la industria tecnológica se ha contagiado de los mismos pecados que el resto de la economía. Y es que el exceso de dinero, la escasa presencia de mujeres y la galopante falta de ética de algunos emprendedores que han abandonado muy rápido los estudios y que no brillan precisamente por su inteligencia emocional son caldos de cultivo de abusos e ilegalidades de lo más variopinto. Veamos algunos casos significativos.

Javier Pérez-Dolset. El creador del juego Commandos, vía Pyro Studios, del proveedor de acceso Teleline, del fabricante de contenidos Zed-Lanetro y de la universidad de videojuegos U-Tad está ahora imputado por organizar una trama de fraudes con facturas falsas para desviar dinero de subvenciones públicas hacia su patrimonio personal.

Jenaro García. El fundador de Gowex pasará a la historia por haberse burlado durante varios años de todos los mecanismos de control tanto fiscales como financieros hasta convertir a una empresa modesta de conexión wi-fi en una de las grandes estrellas de la Bolsa española. Además de falsear toda la contabilidad con facturación cruzada con empresas «amigas», consiguió recibir (y justificar) todo tipo de subvenciones e inflar artificialmente el valor de la compañía. Pese a que reconoció su culpabilidad desde el principio, hasta el momento, se ha librado de la cárcel. Y sigue tuiteando.

Pep Vallès. El fundador de Olé pasará a la historia como el autor del primer ciber-pelotazo español, una startup financiada con dinero público de la Generalitat de Cataluña pero que acabó en manos de Telefónica previo pago de 10 millones de euros. Al margen de las tinieblas de una operación en la que se vio envuelto un accionista que era al mismo tiempo miembro del consejo de administración del comprador, Vallés pasará a la historia por (presuntamente) no pagar los impuestos que le correspondían, por lograr que medio equipo de lo que pronto sería Terra se marchara de la noche a la mañana y por haber tejido una fantástica (y falsa) leyenda de empresario hecho a sí mismo en el garaje de su casa.

Travis Kalanick. El fundador de Uber ha pasado de ser el creador del unicornio (startup de internet no cotizada en bolsa) con mayor valoración a ser algo así como el demonio. Además de tener que abandonar la dirección de su empresa tras diversos escándalos sexuales, ha sido demandado por uno de sus principales accionistas, el fondo Benchmark, por fraude. Y su caso no es aislado. Medio Silicon Valley parece comportarse mal con las mujeres. Entre los «denunciados» figuran tres inversores tan conocidos como Chris Sacca, Fred Destin y Dave McClure. Este último ha tenido que abandonar sus responsabilidades en 500Startups, la aceleradora que él mismo fundó.

Mark Zuckerberg. Aunque últimamente se presenta como una excelente persona que dona dinero a ONGs y dedica gran parte de su tiempo a atender a su familia, la historia del fundador de Facebook está plagada de anécdotas que no hablan muy bien de su ética. Las más conocidas son probablemente su relación con su ex amigo Eduardo Saverin, al que abandonó cuando la red social empezó a ir bien, o el hecho de que copiara la idea a los hermanos Winklevoss, que le habían encargado precisamente programar una web similar a lo que luego sería Facebook.

Steve Jobs. El que probablemente sea el más brillante innovador del mundo tiene muchos episodios de su vida que esconder, aunque la mayor parte de ellos salieron a la luz a raíz de su muerte en películas y libros. Los más significativos son probablemente el abandono de su única hija, a la que inicialmente no quiso reconocer como descendiente, o que consiguiera un transplante de hígado al margen de todas las listas de espera de los hospitales norteamericanos.

Foto de Jenaro García: Itupictures

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