El Gobierno Vasco tiene razón: todos los indicadores dicen que la economía no camina hacia una recesión

En los últimos días he escuchado declaraciones de los consejeros Arantxa Tapia y Pedro María Azpiazu y del lehendakari Iñigo Urkullu indicando que no hay por el momento razones para temer una recesión. La pasada semana he asistido a un seminario para periodistas económicos en Santander al que han acudido los primeros espadas de Fráncfort y Madrid y la sensación es muy similar.

Es cierto que en el ambiente se respira cierta incertidumbre y que hay manifestaciones contrarias de muchos empresarios norteamericanos y economistas internacionales. Pero los datos son positivos:

  • La inflación alta que padecemos en este momento es coyuntural. Debería moderarse a medida que avance el año y se vayan ajustando la energía y los desequilibrios entre una demanda disparada tras la pandemia y una oferta incapaz de dar abasto. Y éste es el principal riesgo. Digamos que si para octubre los precios no empiezan a bajar de forma drástica, la recesión estará garantizada.
  • Las subidas de tipos decretadas para combatir la inflación serán muy moderadas. El Banco Central Europeo tiene fijado su objetivo de inflación en el 2,1% para el año que viene, lo que da una idea de por dónde deberían ir los tipos.
  • La anterior crisis tuvo su origen fundamentalmente en un desequilibrio en el sector inmobiliario, algo que estamos muy lejos de padecer en este momento. La deuda privada está muy controlada y los bancos españoles están altamente capitalizados.
  • En la anterior crisis España sufría también importantes déficits de su balanza de pagos. Ahora mismo estamos en la situación contraria con sucesivos superávits desde 2014.
  • La deuda pública española está controlada. Su volumen es elevado pero el pago por intereses es bajo. La ministra Nadia Calviño indicó que este año la deuda debería reducirse en 3 puntos sobre el PIB. De todas formas, la mala noticia es que, si no se reduce el gasto público, a partir de 2025 volverá a crecer la deuda. Son por tanto necesarios ajustes estructurales (¿pensiones?) a largo plazo.
  • Aunque el consumo no termina de despegar a cifras anteriores a la pandemia, lo cierto es que el desempleo sigue bajando a medida que aumentan las contrataciones. Se están batiendo records de afiliación a la seguridad social. El ahorro acumulado durante la pandemia debería generar consumos crecientes.
  • Aunque la mayor parte de los préstamos ICO todavía no se han empezado a devolver, los datos de los que ya se están amortizando son positivos. «Estábamos muy preocupados a finales de 2021, pero por el momento la morosidad no ha aumentado», indicó Peio Belausteguigoitia, country manager de BBVA en España. Hay que tener en cuenta que cerca de 750.000 empresas españolas se financiaron entre 2020 y 2022 con préstamos ICO, una cifra espectacular tanto para lo bueno como para lo malo.

Algunas otras cosas interesantes que he podido escuchar, muchas de ellas relacionadas con el mundo de las startups:

  • Carlos Torres, el presidente del BBVA, criticó las subvenciones a la gasolina en cuanto suponen un paso atrás en el proceso de descarbonización. En esta línea, dejó caer que la invasión de Ucrania podría suponer un paso de gigante hacia la reducción de las emisiones de la misma manera que la pandemia lo fue para la digitalización.
  • Si hace dos años, antes de la pandemia, los bancos españoles estaban muy preocupados por la irrupción de las fintech y los neobancos, esta sensación ha cambiado por completo. Ya no les inquietan lo más mínimo. Al menos, a todos los ponentes de bancos que acudieron a este evento, representando a BBVA, Sabadell, BNP Paribas, Triodos, ING y la Asociación Española de Banca. Ninguno las mencionó.
  • El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, aportó una nota positiva de la última crisis: las empresas españolas han mejorado mucho en internacionalización. Y añadió un dato muy signicativo: 7.500 compañías españolas están en México.
  • Carina Szpilka, presidenta de la patronal Adigital, pidió mayor protagonismo para las empresas tecnológicas españolas, que en 2021 facturaron 4.000 millones de euros. De ellas, 12 son unicornios y 450 scaleups (en vías de serlo).
  • Peio Belausteguigoitia, country manager de BBVA, habló de la transformación digital del banco, que ahora está enfocado en sacar valor de los datos de sus clientes. Y recordó que el BBVA ha creado una factoría interna de inteligencia artificial cuyo fin último es ofrecer productos personalizados para cada cliente.
  • Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, habló de la plataformización de la economía, un tema que también tocó Szpilka. A su juicio, el auge de gigantes como Glovo o Cabify, que necesitan mucha mano de obra para realizar trabajos por encargo de sus clientes, fundamentalmente relacionados con el transporte, genera enormes retos. «Se está preparando una directiva europea que se va a basar especialmente en la ley española para requerir transparencia algorítmica y presunción de laboralidad», indicó Pérez Rey, que sobre la fuga de España de Gorillas y Deliveroo indicó que no tiene sentido hacer negocio sin ser sostenible en términos laborales.
  • Jordi Hereu, presidente de Hispasat, habló de startups del sector espacial aunque falló en un punto esencial: fue incapaz de precisar cuántas hay en España. «Antes costaba 250 millones fabricar un satélite y esto ha cambiado sustancialmente. 1.694 startups del sector han recibido inversión en los últimos diez años», explicó.
  • Hubo dos ponentes del sector asegurador, Antonio Huertas (Mapfre) y Pilar González de Frutos (Unespa), y ninguno habló de startups. La disrupción tecnológica se limita para ellos por el momento a hablar de pasada de «open insurance» e inteligencia artificial, como meras tendencias de futuro. González de Frutos aprovechó su intervención para criticar la limitación de las deducciones fiscales por aportaciones planes de pensiones a un máximo de 1.500 euros anuales. «1.500 euros de ahorro al año apenas dan para un complemento de pensión de 100 euros al mes», explicó, tras reconocer que toda la industria se estaba debilitando.
  • Mikel García Prieto, director general de Triodos Bank España, explicó que el problema de los CDAs de la entidad, que son una especie de acción no cotizada, estaba en vías de solución a través de un mercado en el que se podrán vender y comprar. Reconoció también que la crisis del sector cultural como consecuencia de la pandemia les había afectado en cuanto a morosidad pero que esa industria se estaba recuperando a través de la digitalización.

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