El Gobierno Vasco perdió más de la mitad del dinero aportado a Ibil al vender su red de electrolineras

Aunque hasta el momento se había negado a revelar el importe de la venta de la infraestructura de Ibil a Repsol, el Gobierno Vasco ha tenido que detallarlo tras una pregunta parlamentaria. Y finalmente se ha sabido que, de los 9,25 millones de euros aportados por el Ejecutivo de Lakua desde 2010, solo ha recuperado 2,9 millones. Es decir, la mitad de los 5,8 cobrados por la venta a Repsol de los 1.230 puntos de recarga que tenía operativos, conocidos como electrolineras, correspondiente al 50% del capital en manos públicas.

El despliegue de la red había generado fuertes pérdidas económicas para Ibil, que hasta 2019 había registrado resultados negativos que superaron varios años los 2 millones de euros. En libros valía 9,2 millones de euros y la venta se ha registrado por algo más de la mitad, lo que indica el importe del agujero para el Gobierno Vasco.

¿Ha sido un buen negocio? Desde un punto de vista formal, evidentemente no. De hecho, el EVE, que es el instrumento del Gobierno Vasco a través del cual se canalizó esta inversión, ha hecho otras operaciones mucho más lucrativas, como Naturgas. Pero hay que reconocer que el objetivo fundamental del Ejecutivo era más bien industrial: generar un tejido productivo en torno a la recarga de vehículos. Y es cierto que Ingeteam, ZIV y otros proveedores locales se han consolidado en este terreno gracias al impulso público.

¿A qué se debe la venta? El Gobierno Vasco explica en su respuesta a un parlamentario de Bildu que la regulación estatal había cambiado y ya no tenía sentido mantener una red de puntos de recarga en manos semi-públicas. Ibil se dedica ahora solo al desarrollo tecnológico y la puesta en marcha de instalaciones de recarga, una actividad más parecida a la consultoría y que cuenta con clientes como Mobilize (Renault) o Ferrovial.

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