El Expolio o cuando los cuadros se transportaban entre Bilbao y Madrid en la baca de un coche

Estos días se habla de pintura de la mano de la genial exposición de las obras que el coleccionista Félix Fernández Valdés albergó en su casa de Bilbao hasta mediados de los setenta. Este empresario consiguió comprar cuadros de un enorme valor, como La marquesa de Santa Cruz, de Goya, por el que el Gobierno español tuvo que pagar 6 millones de dólares tras una truculenta historia. Pero más espectacular es si cabe, la aventura de El Expolio de El Greco, que perteneció sucesivamente a dos coleccionistas vascos, Isidoro Bereincua, el ex presidente del Club Jolaseta, y los hermanos Delclaux Arostegui, propietarios entonces de las vidrieras de Llodio. La historia de cómo se transportó entre Bilbao y Madrid en la baca de un coche, una vez vendido, da para hacer una película o incluso una serie de Netflix.

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