El bulo de que la batería de un coche eléctrico contamina como ocho años de gasolina

Emilio Titos, director de la fábrica de Mercedes-Benz en Vitoria, pronunció en el congreso SUM Bilbao 2019 una afirmación muy rotunda en presencia de Antonio Brufau, presidente de Repsol: «Solo la fabricación de una batería de un coche eléctrico supone las emisiones de ocho años de un coche de gasolina». Titos, que recientemente ha abandonado el consejo de administración de Mercedes España, repetía un bulo que circula desde hace un par de años.

El origen de esa afirmación es un estudio sueco que calcula el gasto energético para fabricar una batería de coche eléctrico (que necesita de procesos de alto consumo energético) y sus consiguientes emisiones de CO2, comparándolas con las de un coche de gasolina. Para llegar a esos cálculos utiliza una serie de parámetros y asunciones que se han demostrado bastante tendenciosos:

  • La batería es de 100 kW, una capacidad de la que sólo los Tesla de muy alta gama disponen. La batería de los cinco eléctricos más vendidos en España oscila entre los 38 y 62 kW. Cuanto mayor es la batería escogida para el estudio más consumo energético ha generado su desarrollo.
  • El estudio asume un origen de 50-70% de energía fósil en la electricidad usada en la fabricación. Eso se corresponde con China, donde se fabrican la mayoría de las baterías, pero este país está girando hacia las renovables. Además, se van a implantar fábricas de baterías en EEUU y Europa, donde el peso de nucleares y renovables es mucho mayor, reduciendo las emisiones en el proceso. Sin ir más lejos Volkswagen y BMW han invertido en la que será la mayor fábrica de baterías en Europa, que estará en Suecia con una segunda planta prevista en Alemania. Esto también vale para la electricidad que consume el coche eléctrico, proveniendo parte de ella del freno regenerativo o el techo solar del vehículo.
  • El estudio toma datos de producción de baterías en los últimos 15 años cuando ahora la tecnología es (y será mucho más) eficiente.
  • La gasolina no aparece «mágicamente» en en el surtidor. Su extracción, refino y transporte genera emisiones que la agencia medioambiental norteamericana calcula en un 18% adicional.
  • El estudio estima que el coche de gasolina no se usa demasiado. Si para la comparación tomamos un modelo similar (un Audi A8 4.0 que recorra 25.000 kilómetros al año) la huella de carbono de la batería equivale a menos de tres años de emisiones del motor.
  • Además, las baterías de coches, agrupadas, tendrán una segunda vida ideal en electrolineras y hogares, donde no se necesitan ni la carga ni la descarga rápida de un automóvil.

En fin, que esa afirmación contrasta vivamente con la política que la propia Daimler está desarrollando globalmente, con fábricas de baterías incluso en la contaminante China. Seguramente podríamos enmarcarla en la guerra de desinformación sobre los vehículos eléctricos que denunciaba Enrique Dans.

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