DLD16: tendencias en tecnología: disruption y blockchain

fundador de whatsapp en dldEstuve en DLD, que es a mi juicio el mejor evento de tendencias tecnológicas que hay actualmente en el mundo. La ventaja es que allí están los principales ejecutivos de las grandes startups y te cuentan directamente, en charlas o tomando algo, cómo ven sus negocios y los de los demás. Y éstas son mis principales conclusiones de mi paso por DLD 2016.


– La palabra «disruption» está de moda. Parece que la digitalización está llegando a todos los sectores de la economía y al que no está afectado por la «disrupción» le queda muy poco para estarlo. Es decir, que solo hay dos opciones: enfrentarse a las startups en Internet o ser fagocitado («disrupted») y morir. Y ojito que ya se habla incluso de disrumpir a los disruptores.

– El automóvil va a cambiar más en los próximos cinco años que en toda la historia. Este fue uno de los temas estrellas de DLD, como no podía ser de otra manera en la ciudad sede de BMW. Al margen de la conducción automática y de la internetización del panel de control, todos coinciden en que el coche pasará a ser más un servicio que un bien que se tiene en propiedad, lo que tendrá como efecto una reducción sustancial de los vehículos en circulación. Las marcas hablan ya de «movilidad» más que de «automoción».

– Google se ha convertido en el gran enemigo para muchas startups. Los responsables de Rocket Internet y Yelp no pararon de hablar del buscador. Y lo que más temen de él es que posee datos de todo el mundo. El big data es Google, que cuenta por otra parte con la ventaja de ser una empresa que siempre se ha visto como «transparente», un valor cada día más importante. Atención por cierto al siguiente negocio en el que se cree que va a entrar Google: las universidades.

– La inteligencia artificial y la robotización, con todos los efectos que va a suponer en el ser humano, fue uno de los principales temas analizados en DLD. Se dijo tanto que prefiero reservarlo para otro post (mañana).

– La atención al cliente en el comercio electrónico es la principal diferencia entre startups europeas y norteamericanas. Dicho de otra manera: Amazon nunca habría nacido en Europa, porque aquí no sabemos dar un servicio de calidad a los que nos compran.

– De todos los gigantes tecnológicos, IBM es el que peor lo va a pasar. Era una empresa de hardware que se supo adaptar a la nueva era del software como integrador de soluciones de terceros. Pero ahora está perdiendo el tren del cloud y sus herramientas de inteligencia artificial no parecen captar excesiva demanda. La compra de USTream, otrora competidor de Youtube, se percibe como un movimiento a la desesperada.

– El bitcoin ha muerto (salvo en China y Venezuela). Era un experimento y sirvió para aprender algunas cosas. La principal es que crear un dinero mundial anárquico, sin el permiso de los estados y sus autoridades monetarias, es imposible. Y es que el hombre sigue siendo «lobo para el hombre». La secundaria es que la tecnología que está detrás, el blockchain, que permite mantener una base de datos completamente fiable de transacciones, sí que puede resultar muy útil para las entidades financieras. De hecho, el Banco Santander acaba de invertir en una startup que se dedica a estas labores.

– El fintech da, por cierto, un poco de miedo. Fueron varios los que hablaron de «hype» y de enormes inversiones en marketing con escasas barreras tecnológicas de entrada. Ven grandes cambios en el sector financiero pero también grandes dificultades por la enorme regulación que le afecta. Donde sigue habiendo más interés es en llevar los servicios financieros a las personas que todavía no los utilizan en países en vías de desarrollo.

– La publicidad se muere. Scott Galloway la definió como «el impuesto que solo pagan los pobres». Lo que viene después es evidentemente un marketing mucho menos intrusivo y sobre todo personalizado a lo que nos puede interesar.

– Por lo anterior, los medios de comunicación tradicionales siguen aturdidos sin dar con la tecla de la rentabilidad. Reconocen que ya no venden portadas y que compiten con muchos otros soportes por la monetización de los usuarios. El único que sigue teniendo las ideas claras es el Economist, que gracias a su periodismo de calidad, vide de las suscripciones.

– Airbnb se va a convertir próximamente en operador turístico. Sus gestores tienen muy claro que después de los hoteles vienen el transporte, los restaurantes y las guías. El «superhost» del futuro te esperará en el aeropuerto, te abrirá su casa y te llevará a cenar y a recorrer su ciudad. ¡Mucho ojito a los gobiernos que quieren enfrentarse a este gigante! Lo único que me asusta es que han crecido muy rápido y ya tienen 2.000 empleados.

– Uber inspira, como negocio, mucha menos confianza que Airbnb. De hecho, el anuncio de que van a adquirir helicópteros para dar servicio suena más a película que a servicio real.

– Whatsapp quiere monetizar dando servicio a las empresas. ¿Cómo? Su fundador, ataviado con una humilde camiseta de los tractores John Deere, explicó que Whatsapp se utilizará próximamente para gestionar reservas en restarurantes, pagos y atención a clientes. Serán servicios de pago. Como es sabido, también anunció la supresión del pago por descarga. De todas formas, tampoco hay que hacerle mucho caso: hace dos años sentado en la misma silla dijo que jamás vendería WhatsAppa y un mes después lo compró Facebook.

– La Realidad Virtual va a ser la siguiente eterna promesa. Hablaremos mucho de ello pero no pasará de alguna aplicación de entretenimiento. Puede que pase lo mismo con las impresoras 3D mientras los chinos sigan fabricando tan barato.

– La entrega de productos en tiempo real («instant access to goods») es otra de las tendencias del momento. Ahora funciona con la comida pero todos creen que se irá extendiendo a otros productos. Eso sí, éste no parece un campo propicio para que haya líderes mundiales y sí habrá empresas fuertes de ámbito más local.

– Apple ha entrado en un ocaso del que difícilmente va a salir. Quizás haya terminado su tiempo. Es cierto que, para mi sorpresa, vi muchos relojes de Apple pero apenas se utilizan y mucha gente se niega a comprarlos. Además, como bien decía un ponente, es una empresa a la que le falta una «misión». La narrativa del «Think Different» ha generado fidelidad (John Hagel dixit) pero puede dejar de molar como cualquier otra moda.

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