Dinosaurios empresariales que demandan a startups

dinosaurEn los últimos tiempos estoy observando cómo muchas empresas de toda la vida tratan de competir con startups de nueva creación vía judicial. Lo que no consiguen en los mercados, intentan obtenerlo en los tribunales, que como se ha podido comprobar en España, muchas veces encuntran resquicios legales para paralizar la innovación que generan las compañías de nueva creación.


Estos son los casos más significativos:

Alsa y la patronal Confebús contra BlablaCar
Las compañías de autobús gozan en España de un régimen de monopolio por rutas, resultado de concesiones administrativas que se rigen por leyes que se han quedado completamente desactualizadas. Tras diversas fusiones, dos grandes operadores, Avanza y Alsa, controlan gran parte del mercado. Y a través de la patronal Confebús intentaron paralizar la actividad en España de BlaBlaCar, una startup de origen francés que pone en contacto a particulares para que compartan coche. Los tribunales han rechazado la primera demanda.

Taxis españoles contra Uber
Un caso muy similar al anterior, con la diferencia de que los taxistas no pertenecen a grandes empresas sino que son asociaciones de autónomos, generalmente de ámbito local. El conflicto se ha extendido por todo el mundo, aunque tiene especial virulencia en España, Francia y América Latina. Los taxistas acusan a Uber de competencia desleal y de operar sin licencia y los tribunales de Madrid les han dado hasta ahora la razón llegando incluso a cerrar la web de la startup.

Hoteles contra Airbnb
Esta batalla es relativamente silenciosa, puesto que los hoteles no han actuado cara al público sino que lo están haciendo vía lobby. En varias comunidades autónomas han conseguido que se dicten leyes anti-Airbnb que vienen a prohibir a un particular alquilar su casa a través de Internet, salvo que lo haga en ciertas condiciones. Los hoteles acusan a la startup americana y a los que ofrecen apartamentos a través de ella de competencia desleal y de fraude fiscal. En España ya se han creado también asociaciones de particulares que usan Airbnb para hacer frente al lobby hotelero.

Periódicos contra Google
El negocio de la prensa es uno de los que más ha sufrido por la irrupción de los nuevos medios digitales, de los clasificados online y de herramientas publicitarias como Google Adwords. Google es, al mismo tiempo, un amigo de las webs de noticias, en la medida en que les envía tráfico, y un gran enemigo, en cuanto controla la audiencia de Internet y su comercialización. Por eso, los periódicos de países como España, Francia o Bélgica llevan años haciendo lobby para que se impongan limitaciones a la actividad del buscador. En España han conseguido incluso que Google tenga que cerrar su servicio de recopilación de noticias Google News.

Telefónica contra Netflix
Telefónica tiene una larga tradición de lobby político, alimentado por su capacidad para tener en nómina a políticos de todos los partidos y para aprovechar su control de las redes para perjudicar a los nuevos operadores. Lo sufrí en mi propia carne mientras trabajaba para Jazztel y Ya.com-Deutsche Telekom. Ahora su gran enemigo son las empresas de Internet, que llegan a sus clientes a través de sus redes, y especialmente todas aquellas que tienen webs que consumen mucho ancho de banda, como Google (Youtube) y Netflix. Telefónica lleva años tratando de que se establezcan por ley ventajas para el dueño de la infraestructura en perjuicio de los titulares de los contenidos.

Gillette contra Dollar Shave Club
Dollar Shave Club es una startup que se está haciendo de oro vendiendo por Internet cuchillas de afeitar a un euro la pieza. Los americanos las están comprando en masa, haciendo añicos negocios tradicionales basados en la comercialización de estos productos en establecimientos convencionales. Uno de ellos es Gillette, que ha demandado a Dollar Shave Club por haber supuestamente violado alguna de sus patentes en la fabricación de las cuchillas.

Libreros contra Amazon
Amazon, la mayor tienda online del mundo, trae de cabeza a los libreros. Primero lo hizo en EE.UU., donde la otrora startup ha ido acabando con los comercios tradicionales, llevando incluso a la quiebra a una cadena tan grande como Borders, que llegó a tener 659 tiendas. Y ahora lo está haciendo en España, donde los libreros no han dudado en aliarse, a través de la patronal Cegal, para demandar a Amazon ante los tribunales por no respetar algo tan absurdo como «el precio fijo», una anomalía que todavía hoy afecta a este negocio.

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