Dani Castillo (Sputnik): «Mi socio me dijo que iba a montar un lío y me apunté»

Dani Castillo (Vitoria-Gasteiz, 1974) pertenece a «una secta», la de los escaladores, lo que explica en gran medida su emprendimiento, Sputnik, una red de centros de escalada que ideó un compañero de aficiones. La otra es que gran parte de su carrera profesional se ha desarrollado en Idealista, una de las startups con mayor trayectoria de España.

Esta es su historia:

  • A Castillo le pueden las pasiones. Estudió muchas cosas pero finalmente se decantó por el trabajo como fotógrafo, un campo en el que se especializó primero como freelance y finalmente dentro de Idealista, un portal inmobiliario gestado en 2000 y que ha sido uno de los grandes éxitos del emprendimiento digital español. «Empecé muy al principio, cuando se compraron las primeras sillas en Ikea, y me fui 16 años después cuando surge la oportunidad de Sputnik. De hecho, lo hablé con los fundadores de Idealista y me animaron a lanzarme. Incluso me ofrecieron volver a contratarme si fracasaba. Todo empezó de la mano de otro escalador, Fernando Hernández, que un día me dijo que quería montar un lío conmigo. Vi la oportunidad de hacer algo grande y no lo dudé. Tenía miedo pero las cosas que realmente merecen la pena son las que pueden salir mal de verdad», explicó.
  • Sputnik desarrolla y gestiona instalaciones deportivas de escalada en España, un concepto que hace cinco años todavía estaba muy verde. No en vano, para empezar, Castillo y Hernández tuvieron que reunir la friolera de 700.000 euros entre diez familiares y amigos. «Es una negocio que tiene una barrera de entrada muy grande porque las instalaciones más rentables son las más grandes. Necesitas un pabellón de unas dimensiones gigantescas y ahí tienes que encajar cuatro negocios distintos: la instalación deportiva, la hostelería, la formación profesional de la mano de técnicos deportivos de escalada y la fisioterapia. A todo ello le hemos añadido un equipo profesional que cuenta con nutricionistas, fisios o psicólogos para mejorar el rendimiento de los escaladores. Uno de nuestros chicos acaba de ser campeón del mundo de juveniles», explicó.
  • El primer centro de Sputnik nace en Alcobendas y con unas expectativas que rápidamente se vieron superadas. De ahí que los dos fundadores no tardaran mucho en buscar nuevos emplazamientos. «Nuestro plan inicial era tener entre 12 y 15 personas empleadas y pronto tuvimos que duplicar el personal porque la demanda multiplicó lo esperado. Había colas en la calle el primer día. Habíamos hecho una campaña muy buena para crear expectativas contando la obra en directo, así que la gente fue viviendo el proceso con nosotros. Los escaladores tenían muchas ganas de que hubiera un centro como el que construimos. Y el primer mes ya estábamos en negro. Pronto tuvimos que buscar responsables de operativa, de comunicación, de finanzas…», explicó.
  • En Las Rozas Sputnik ha multiplicado por tres la superficie de su primer centro: de 1.600 a 4.500 m2. La apuesta de la segunda instalación ha sido tan grande que ha requerido financiación externa. «Es un centro que está muy estudiado porque nos hemos dado media vuelta al mundo para ver cómo plantearlo y está al nivel de los mejores. Pedimos 4,5 millones de euros a un banco en plena pandemia. Ahora ya somos 250 trabajadores, incluidos cuatro arquitectos y queremos abrir un centro al año. Tras el de Berango, inauguramos esta semana el tercero de Madrid. Nos vamos a centrar en España, donde queremos abrir una instalación cada año. Toda ciudad de más de 250.000 habitantes debería tener uno cerca», explicó.

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