Crisis energética: algunas claves para entender lo que está ocurriendo

Excepción ibérica, LNG, regasificadoras, hidrógeno verde, u offshore son algunos de los términos que se escuchan de forma creciente. La energía está de plena actualidad y no para de darnos sorpresas, generalmente desagradables.

Sirva este artículo para aportar algunas claves de lo que está ocurriendo:

¿Seguirán subiendo los precios del gas natural?
Lo cierto es que demanda y oferta se han desequilibrado por el cierre de tres de los cuatro gasoductos que servían para llevar este producto desde Rusia hacia Europa. Solo se mantiene el que atraviesa Turquía. Para sustituir este hidrocarburo, los países del centro de Europa y, sobre todo, Alemania han tenido que recurrir a gas licuado (LNG) transportado en grandes barcos metaneros.

Y aquí también hay límites: solo hay unos 350 buques metaneros de este tipo en el mundo, el número de puertos donde pueden descargar es limitado y los contratos de compraventa se firman con mucha antelación. De este último factor proviene la segunda causa del encarecimiento del gas: se está produciendo mucha especulación en los mercados europeos. Los que habían comprado aprietan sobre el que quiere adquirirlo a corto plazo, sobre todo alemanes.

Para poner coto a esta imparable inflación, los gobiernos de Europa están tratando de imponer precios máximos. Es factible, pero el riesgo es que los vendedores corten entonces las exportaciones hacia Europa, generando los temidos cortes para los que ya se están preparando en algunos países.

La única forma real de paliar esta especulación sería aumentar la producción de gas. Y aquí volvemos a una de las grandes contradicciones europeas: necesitamos gas pero nos negamos a producirlo. Estamos pagando caro este ecologismo enfermizo. Y por muchas regasificadoras que construya Alemania, el problema no se va a solucionar si no se aumenta la producción mundial.

¿Qué es la excepcionalidad ibérica?
En España y Portugal más de la mitad del gas ya venía en barco desde antes de la actual crisis. Las infraestructuras portuarias estaban preparadas y no existen conexiones con Europa porque los dos gasoductos que cruzan los Pirineos solo permiten intercambiar gas con el sur de Francia. Por razones técnicas, ese hidrocarburo no puede atravesar el país vecino.

La actual inflación de precios no debería, por tanto, haber afectado a España y Portugal. Tampoco a Francia, que estaba relativamente bien preparada. La excepcionalidad ibérica consiste en aceptar esta situación y capar los precios reales en España y Portugal.

¿Podríamos exportar más gas hacia Europa para paliar la escasez en Alemania?
A priori, los gasoductos que cruzan los Pirineos tienen capacidad para doblar el gas que transportan hasta 7 bcm (millardos de metros cúbicos) anuales. El problema es que una vez en Francia ese gas no puede subir hasta Alemania por un problema técnico (su odorización es distinta en ambas redes) y porque, dentro del país vecino, los gasoductos del sur no están conectados con los del norte.

Lo que sí se está haciendo es utilizar los depósitos españoles y franceses como «vertederos» de GNL para poder jugar con su precio y venderlo de nuevo en barco. De ahí que Gaviota, frente a Bermeo, y Lussagnet, en Aquitania, estén actualmente a rebosar. Por simplificar: los contratos de compraventa de gas a regasificar estaban firmados a precios inferiores a los que se puede después vender. Enagás está ganando mucho dinero por esta vía, pero más lo están haciendo los kuwaitíes, que controlan gran parte de este negocio en el mundo.

¿Cómo podemos sustituir el gas a corto plazo?
El que se consume en los hogares no tiene fácil arreglo. Se está experimentando con el hidrógeno pero a día de hoy no es rentable. Quizás dentro de diez años lo sea. Mientras tanto, no queda otro remedio que reducir el consumo, lo que choca con la mínima elasticidad de su demanda, y/o reducir el gas que se quema en los ciclos combinados y grandes industrias.

Esto último supone sustituirlo por otros combustibles. El más evidente es el carbón, al que están recurriendo en masa en el norte de Europa. Como efecto colateral, la tonelada de carbón ha subido de 60 a 350 dólares en los últimos meses. Algo parecido, aunque en menor medida, está ocurriendo con la madera. El saco de pellets ha duplicado precio en pocos meses.

¿Qué papel juegan las renovables?
Eólica y solar tienen el inconveniente de que solo generan energía ciertas horas del día. La ventaja es que hasta hace unos pocos años no eran rentables y ahora sí lo son. La solar es la más barata pero sus rendimientos son inferiores a los de la eólica por las horas en que producen una y otra.

La hidráulica es la fuente ideal: es renovable y se puede jugar con ella en función del precio. El problema que tiene es conocido: si no llueve, no hay nada que hacer. Además, no parece sencillo construir nuevas infraestructuras.

Sea como fuere, a medio plazo se prevén problemas de suministro de palas y placas porque todo el mundo va a querer hacer instalaciones de renovables una vez se hayan aprobado los proyectos que ahora están esperando el visto bueno oficial. El gran boom se va a producir en los parques eólicos offshore, aunque en España es necesario que sean flotantes dada la profundidad de los mares. Se ha investigado mucho y pronto veremos los primeros molinos de este tipo.

¿Y el hidrógeno verde?
Se trata de la gran promesa energética europea porque permitiría sustituir al gas natural a partir de fuentes renovables. Se trata, en síntesis, de convertir agua en combustible con la ayuda de un electrolizador y de energía renovable, como los excedentes de molinos y placas solares en momentos de máxima producción. Este hidrógeno se puede después almacenar como se hace con el gas natural.

El problema es que a día de hoy no es rentable. De ahí que todos los proyectos de generación estén basados en ingentes subvenciones públicas. Además, va a ser necesario adaptar las redes de distribución de gas e incluso las calderas domésticas. En cualquier caso, está claro por qué las grandes energéticas europeas, incluidas Repsol e Iberdrola, están apostando por el hidrógeno.

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